Muchas de las consultas que reciben los odontopediatras (además de las caries, por supuesto), es sobre maloclusiones y malposiciones dentarias. Muchos niños presentan este tipo de alteraciones, que pueden ser diagnosticadas en forma temprana, realizando visitas regulares al profesional, y así ser tratadas de manera oportuna.
Maloclusión
La maloclusión es una alteración en el alineamiento de los dientes o en la mordida, es decir, en la forma en que los dientes superiores e inferiores encajan entre sí. Estas, muchas veces, requieren tratamiento de ortodoncia para su corrección, para reducir el riesgo de pérdida de piezas dentarias, y puede también ayudar a aliviar presiones excesivas en la articulación temporomandibular, que es la que relaciona el maxilar superior y la mandíbula.
Algunos signos que podemos observar con frecuencia, y por los que deberíamos realizar una consulta con el odontopediatra de nuestros hijos son:
En muchas ocasiones, estas alteraciones de la posición de los dientes o de la mordida, pueden deberse a patrones hereditarios, traumatismos sufridos por los niños, pérdida de los “dientes de leche” en forma precoz o persistencia de los mismos, o hábitos que los chicos presentan y que es importante corregirlos a edad temprana. Estos hábitos son muy comunes y, entre ellos podemos nombrar: succión digital (chuparse el dedo), persistencia en el uso de la mamadera y/o chupete, deglución atípica, respiración bucal.
La presencia de estos hábitos puede provocar alteraciones en la posición de los dientes, en la mordida, en el crecimiento de los huesos maxilares, en la forma del paladar, traumatismos en las mucosas, en la articulación que relaciona la mandíbula con el maxilar superior, etc. La presencia y severidad de las alteraciones depende de la frecuencia, intensidad y duración de los hábitos. Su tratamiento oportuno depende de la detección temprana del problema. El tratamiento muchas veces se lleva a cabo en forma conjunta con el fonoaudiólogo para reeducar la función. Lo más importante es la detección y tratamiento precoz, así el pronóstico será más favorable. En general, entre los 6 y 8 años de edad es el momento ideal para comenzar un tratamiento de ortodoncia. Sin embargo, esto dependerá de cada niño en particular.
Distintos tipos de tratamiento
Consiste en tratamientos para eliminar hábitos que pueden derivar en una maloclusión (como chuparse el dedo, uso del chupete o mamadera). También, en el caso de pérdida prematura de dientes. Se colocan mantenedores de espacio para conservar la longitud de los maxilares hasta la erupción de los dientes permanentes.
El objetivo de este tratamiento es “interceptar”, es decir, corregir maloclusiones cuando están comenzando a aparecer. Por ejemplo, cuando existe alguna posición dental que provoca alguna interferencia en el desarrollo de los maxilares y la mordida, puede colocarse alguna aparatología o realizar pequeños desgastes dentarios para corregir esa malposición.
Son aparatos removibles que actúan en los pacientes en crecimiento reeducando las funciones como: deglución, respiración, masticación y, en consecuencia, se modifica la forma. Estos aparatos actúan sobre los dientes, huesos maxilares, encías, lengua y labios.
Se aplica cuando la maloclusión ya se ha instaurado y alterado el curso normal del desarrollo de los maxilares y la mordida. En la mayoría de estos tratamientos se utilizan brackets, y puede realizarse cuando el niño ya ha cambiado la dentición (cuando tiene sus dientes permanentes), o bien con dentición mixta, cuando ya erupcionaron sus incisivos y molares permanentes y está cambiando el resto de los dientes.
Existen distintos tipos de brackets y técnicas:
Brackets metálicos : es la técnica más difundida y más económica, da muy buenos resultados aunque tiene la desventaja de no ser estético.
Brackets estéticos: pueden ser de cerámica, que son del color del diente pero opacos. Son muy resistentes y brinda una muy buena estética. También pueden ser de zafiro, que otorgan mayor estética ya que son transparentes y no se tiñen ni pierden su transparencia a lo largo del tratamiento. Esta opción tiene la desventaja de ser muy costosa.
Brackets de autoligado: los tipos de brackets mencionados anteriormente van unidos a un arco de alambre por medio de ligaduras, que pueden ser de alambre o elásticas (gomitas transparentes o de colores). Los brackets de autoligado también pueden ser metálicos o estéticos, y se unen al arco a través del mismo bracket. Gracias a su diseño, se elimina la necesidad de usar ligaduras, lo que permite una mejor higiene y reduce el tiempo de las sesiones en el odontólogo, pudiendo acortarse, en algunos casos, ligeramente el tratamiento.
Ortodoncia invisible: es un sistema de última generación, en el que se utilizan placas alineadoras removibles de plástico transparente. Estos alineadores deben usarse todo el tiempo, sólo se sacan para cepillarse los dientes. Este tipo de tratamiento tiene sus limitaciones y no puede emplearse en todos los casos, lo que hace fundamental un correcto diagnóstico.
Es fundamental realizar consultas periódicas al odontopediatra para poder detectar pequeñas desviaciones en el curso normal del desarrollo bucofacial y poder intervenir en forma temprana.
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