Cuando pensamos en trastornos o problemas mentales es fácil que acudan a nuestra mente problemas como la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, las fobias, el TDAH o el autismo. Los trastornos del neurodesarrollo o trastornos del desarrollo neurológico son el conjunto de trastornos y dificultades mentales que tienen su origen en un desarrollo no neurotípico del cerebro o en la presencia de alteraciones o lesiones en su maduración. Tienen su origen en la primera infancia o durante el proceso de desarrollo, pudiéndose por lo general detectar los primeros síntomas de manera temprana.
Las alteraciones provocadas por estos trastornos generan dificultades de intensidad variable en los proceso de adaptación y participación social y/o en la realización de actividades básicas para la supervivencia. La actividad del sujeto se ve limitada o alterada respecto a lo que sería habitual en otros sujetos con la misma edad y condiciones.
La etiqueta de trastornos del neurodesarrollo engloba una gran cantidad de trastornos que comparten las características antes mencionadas, si bien presentan entre ellos diferencias remarcables según los aspectos que se vean afectados.
Se la considera uno de los trastornos del neurodesarrollo, debido a que aparecen deficiencias o dificultades de las funciones intelectuales y en el comportamiento adaptativo en sus vertientes conceptual, práctico o social, que tienen como consecuencia una posible limitación del funcionamiento del sujeto en y uno o más ámbitos vitales a menos que cuenten con apoyo específico. También, se incluye en este grupo el retraso global del desarrollo, que se diagnostica cuando no es posible valorar la gravedad del trastorno en menores de cinco años, pese a que se observa que no cumple con los hitos del desarrollo esperados. Este diagnóstico es provisional.
Son aquellos en los que el sujeto no es capaz de comunicarse adecuadamente o aprender a hacerlo a pesar de poseer capacidades mentales suficientes para hacerlo. Dentro de este grupo de trastornos encontramos el trastorno del lenguaje, el trastorno fonológico, el trastorno pragmático de la comunicación o la tartamudez o trastorno de la fluidez del habla de inicio en la infancia.
Se caracteriza por la presencia de dificultades en la comunicación e interacción interpersonal, patrones de comportamiento e intereses repetitivos y restrictivos. Quiénes lo padecen tienen dificultades a la hora de comprender las reglas que rigen las interacciones sociales y para captar y expresar sentimientos, suelen tener un lenguaje oral literal y serles complejo captar sutilezas y usos figurados de este, presentar preferencia y necesidad de rutina y monotonía y aceptar mal los cambios. Aunque antes se distinguían diferentes trastornos dentro de este espectro, como el autismo tipo Kanner y el Asperger, en la actualidad se considera un único trastorno que los engloba (si bien con especificadores).
Se entiende por trastorno específico del aprendizaje aquel en el que el sujeto manifiesta dificultades en la adquisición y utilización de habilidades académicas, como la lectura, la escritura y las matemáticas. El individuo tiene dificultades a la hora de leer, interpretar y utilizar el lenguaje (tiene problemas por ejemplo con la gramática y la ortografía) y/o los conceptos matemáticos. Estas dificultades están por encima de lo esperable para alguien de la edad y la capacidad intelectual de los sujetos, interfiriendo en su actividad académica.
Existen dificultades en aspectos vinculados al movimiento como la coordinación o se producen movimientos involuntarios. Dentro de estos trastornos encontramos el trastorno del desarrollo de la coordinación, el de movimientos estereotipados y los trastornos por tics. En este último grupo encontramos el trastorno de la Tourette, junto al de tics motores o vocales persistentes y el de tics transitorio.
El TDAH es un trastorno caracterizado por la presencia de síntomas típicos de intención (como dificultad para mantener la atención, comisión de errores por falta de ésta, alta distraibilidad, no finalización de tareas, pérdida y olvido de objetos y actividades, ausencia mental…) y/o hiperactividad (habla excesivamente, inquietud motora, tiene dificultades para permanecer sentado o para aguardar turnos, interrumpe actividades ajenas…). Pueden predominar los síntomas de intención, los de hiperactividad o bien puede darse una presentación mixta. También, es posible encontrar casos en que no se presentan casos de hiperactividad sino solo de intención, pasado a denominarse trastorno por déficit de atención o TDA.
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