Categorías: Psicología infantil

¿Qué es el trastorno TDDEA?

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El trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo (TDDEA) describe a niños con problemas emocionales y conductuales graves. La característica principal es un estado de ánimo irritable de forma constante y crónica.

Muchas veces, resulta complicado para los padres determinar cuándo el comportamiento de su hijo entra dentro de lo esperable evolutivamente y cuándo existe un problema psicológico. La presencia de rabietas y problemas de conducta en niños es frecuente, especialmente en edades tempranas. No obstante, en algunos casos podemos estar ante un trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo (TDDEA). Esta categoría diagnóstica ha sido recientemente incluida en los manuales de psicología. Anteriormente, los niños que cumplían los síntomas de este síndrome eran incluidos en trastorno bipolar pediátrico, pero se hallaron diferencias importantes entre ambos.

Además, se presentan estallidos desproporcionados de furia y cólera de forma frecuente (tres o más veces por semana). Este patrón de irritabilidad y estallidos debe producirse de forma continua durante, al menos, 12 meses para poder realizar el diagnóstico. Es decir, los síntomas no pueden interrumpirse durante un periodo mayor a tres meses. Además, el trastorno debe haber comenzado antes de que el niño cumpla los 10 años de edad.

No es posible diagnosticar TDDEA antes de los 6 años. Esto es debido a que las rabietas y los accesos de ira son frecuentes en preescolares y no es sencillo delimitar en qué momento superan la intensidad normal. Las consecuencias de este trastorno son significativas. Esta conducta irritable y colérica resulta altamente perturbadora, por lo que el funcionamiento del niño en el hogar o en la escuela se ve bastante afectado. Además, existe un mayor riesgo de abandono escolar y de problemas futuros de relación con los iguales. Se ha encontrado que este síndrome es más frecuente en niños de menor edad y desciende su presencia en niños mayores y adolescentes. No obstante, el TDDEA se suele presentar asociado a otros trastornos emocionales (como la depresión) y conductuales (como el trastorno oposicionista desafiante). 

Al igual que ocurre con el resto de trastornos psicológicos, no existe un único factor que pueda explicar su presencia. Sin embargo, hay algunas condiciones relacionadas con el TDDEA. El 75 % de los niños que lo padecen muestran tener antecedentes familiares de problemas de salud mental. Especialmente, un problema de abuso de sustancias en los padres puede conllevar la aparición de este trastorno. Además, se ha observado que los padres de estos niños son más hostiles y críticos a la hora de relacionarse con sus hijos. Por ello, es conveniente que el tratamiento se dirija también a enseñar otros modelos de parentalidad a los adultos. El maltrato infantil y la exposición de los niños a eventos traumáticos también están relacionados con el TDDEA. Por último, algunas características de personalidad como el temperamento extrovertido, la impulsividad o la búsqueda de recompensas pueden favorecer la presencia de este trastorno.

Tratamiento

Al tratarse de un diagnóstico recientemente establecido, aún se están investigando las mejores opciones de tratamiento. Se han utilizado ciertos fármacos, como estimulantes o antipsicóticos, produciendo estos últimos buenos resultados. La risperidona logró reducir de forma importante la irritabilidad y el comportamiento agresivo. No obstante, hay que actuar con cautela a la hora de administrar estos medicamentos en menores, puesto que los efectos secundarios pueden ser graves.

Respecto al tratamiento psicológico, se ha demostrado que la colaboración de los padres resulta de especial importancia. Los niños con TDDEA parecen ser especialmente sensibles a los cambios en la parentalidad. Por lo tanto, un entrenamiento para padres, en el que aprendan estrategias para abordar los síntomas de su hijo, ha ofrecido muy buenos resultados.  El trabajo psicológico con el menor será de corte conductual. El mismo estará orientado a identificar los estresores y desencadenante que causan los accesos de cólera y a enseñar al niño herramientas para manejarlos de forma adecuada.

Resulta recomendable contar con la implicación del colegio y los educadores. Estos deben estar al tanto de las necesidades especiales de estos niños y de los posibles efectos secundarios de la medicación, en caso de que la tomen. Además, será muy importante mostrar consistencia, tanto en casa como en la escuela. Esto facilitará el cambio de conducta en el niño.

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