El bullying escolar consiste en maltratar, humillar y agredir física o psíquicamente a un compañero. Burlarse de él, ignorarlo, asustarlo y/o dejarlo de lado sistemáticamente. Todos estos comportamientos antisociales se agrupan bajo el término “bullying”. No es otra cosa que el acoso escolar. Como se dijo anteriormente, esta conducta y actitudes no son un fenómeno nuevo en nuestra sociedad.
El bullying escolar no es una novedad. Desgraciadamente, ha existido desde los tiempos en que nuestros abuelos y bisabuelos iban a la escuela. Las cargadas y las bromas hacia el más estudioso, el “feo”, el gordito, el narigón, el nerd, el antipático, etc, siempre han estado presentes. Por ese entonces, no llevaba el nombre de “bullying”, y se solía hasta “normalizar” o restar importancia a este clase de maltrato de unos nuños/as para con otros/as. Sin embargo, en estos últimos tiempos, los casos se han ido incrementando notablemente y el nivel de agresión es mayor al de tiempos de antaño.
Lo que si resulta “novedoso” son las nuevas herramientas que los abusadores o maltratadores tienen para fomentar el maltrato a sus víctimas: las cámaras en los teléfonos para grabar comportamientos vergonzantes, los chats y mensajería móvil como canal de amenazas, extorsión y burla. Y, en definitiva, una inmensa Red donde prolongar el acoso sin límite de espacio o de tiempo.
Las redes sociales, las apps del móvil como Line o Whatsapp sirven también como amplificador de terribles sucesos. En el extremo, han habido mundialmente casos de niños y adolescentes que han intentado quitarse la vida ante la presión del acoso.
En la mayoría de ocasiones, el gran problema para detectarlo es el silencio.
Debemos estar prevenidos en los siguientes casos: el chico no quiere asistir a clase, es presa del síndrome del domingo por la tarde: se le hace un mundo terrible volver a las aulas el lunes, tiene golpes y moretones injustificados, presenta irritabilidad, nerviosismo y cambios bruscos de carácter, su tristeza es injustificada, no tiene ganas de ver a sus amigos ni de salir de casa, pierde objetos y dinero de forma extraña (pérdida del dinero que los padres le dan para el recreo de manera reiterada – con ese dinero suele responder a extorsiones), tiene cefaleas y dolores abdominales.
Existen maneras de ayudarlos, a pesar de la gran dificultad. Se debe trabajar con los padres en amplificar la capacidad de comunicación dentro de la familia, así como también en disolver ciertos bucles que se retroalimentan en situaciones de mucho estrés familiar como pueden ser mudanzas o los divorcios. En mitad de estos conflictos, los problemas de los más pequeños pueden pasar desapercibidos, y ahí es, donde puede surgir la tragedia.
Para frenar sucesos de bullying escolar hay que:
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