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Responsabilidades que pueden tener los niños de entre 8 y 12 años

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Nuestros hijos, a medida que crecen, tienen la necesidad de ser cada vez más autónomos e independientes. Por eso, es importante ir dándoles responsabilidades de una forma progresiva. Pero ¿qué responsabilidades puede asumir un niño de 8 a 12 años?

Hay que tener en cuenta que asumir ciertas obligaciones durante la infancia resulta muy enriquecedor. Así, los pequeños, desde los primeros años de vida, entienden las consecuencias de los propios actos y decisiones. Además, aprenden a esforzarse, comprometerse y a ser constantes. La educación comienza en casa, por lo que las primeras responsabilidades deben ser planteadas en el contexto familiar para, después, continuar en el colegio y en otros entornos sociales. Para ello, los niños deben sentirse motivados, lo cual se puede conseguir a través del refuerzo positivo (halagos, elogios, abrazos, etc. ). De hecho, los niños suelen actuar de forma responsable con la intención de:

  • Imitar a sus padres u a otros adultos que consideren figuras de referencia.
  • Conseguir el reconocimiento y la aprobación social.
  • Lograr la satisfacción propia, demostrando las propias capacidades.

Pero, para poder atribuir responsabilidades, es importante respetar las diferentes etapas evolutivas. Es decir, hay que conocer qué tareas puede realizar un niño según su edad.

Los niños de ocho años pueden ayudar en casa realizando las siguientes tareas:

  • Hacer compras sencillas, como ir a comprar el pan, la leche, el diario, etc. en lugares cercanos (en la misma cuadra, por ejemplo).
  • Preparar el desayuno y la merienda.
  • Guardar los platos, los vasos y los cubiertos.
  • Reponer el papel higiénico.
  • Ahorrar dinero, guardándolo en una cajita o sobre o lata.
  • Preparar la mochila para el colegio y organizar los materiales escolares.
  • Ordenar la habitación.
  • Bañarse o ducharse solos sin ningún tipo de ayuda.
  • Cuidar las propias pertenencias.
  • Poner y quitar la mesa.

Los niños de nueve y diez años, además de asumir las responsabilidades anteriormente comentadas, también pueden ocuparse de:

  • Realizar las tareas de higiene personal de manera autónoma (bañarse, cepillarse los dientes, lavarse la cara y las manos, peinarse, etc.).
  • Organizar los juguetes y objetos personales.
  • Elegir y organizar la propia ropa.
  • Hacer los deberes escolares de forma autónoma.
  • Sacar la basura.
  • Lavar los platos.
  • Hacer la cama.

A los once y doce años, en la etapa de la pubertad, los niños pueden llevar a cabo tareas mucho más complejas y que implican el desarrollo de mayores destrezas y habilidades:

  • Organizar y gestionar el dinero.
  •  Tomar el transporte público.
  • Preparar platos sencillos en la cocina.
  • Limpiar el baño.
  • Limpiar la cocina.
  • Hacer las compras.
  • Cuidar a los hermanos menores durante un tiempo determinado.
  • Encargarse de los cuidados de una mascota.

Para otorgar tareas a los niños hay que tener una mente abierta y confiar en sus capacidades. De lo contrario, si se les hacemos todo, si no les permitimos que tengan oportunidades de aprendizaje autónomo, que se equivoquen y vuelvan a intentarlo, estaremos criando a personas inútiles, incapaces de valerse por sí mismas y de tomar decisiones. Todo ello conlleva una clara limitación de la libertad. Por lo tanto, por el bien del desarrollo de los pequeños hay que permitirles asumir responsabilidades. Obviamente, estas responsabilidades tienen que ser iguales tanto para los niños como para las niñas, creciendo con una educación basada en la igualdad de género.