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¿Por qué las mujeres deberíamos conocer nuestra reserva ovárica?

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La reserva ovárica es la cantidad de óvulos disponibles en la mujer en un momento determinado. Esta cantidad se va reduciendo conforme avanza el tiempo. Para aquellas mujeres que tienen entre 25 y 38 años, es importante que conozcan los ciclos de la fertilidad femenina,  para que tomen la mejor decisión en cuanto a dilatar o apurar la búsqueda de un hijo (si eso es lo que desean, por supuesto). ¿Cómo lograrlo? Conociendo la reserva ovárica de cada una.

Muchas mujeres consultan por infertilidad, algunas con más de 38 años. Y, al buscar un hijo se encuentran con que no les es tan fácil, no quedan embarazadas tan rápido como lo planificaron. Se sabe fehacientemente que a medida que aumenta la edad de la mujer la calidad genética de sus óvulos se va perdiendo. Es decir, a los 30 años el 70% de los óvulos son genéticamente normales mientras que a los 40 años solo el 30% presenta esta característica.

Cuando hablamos de óvulos genéticamente normales, queremos decir óvulos que tienen un número de cromosomas normales. Todas las células tienen 46 cromosomas y eso está determinado por los óvulos que aportan 23 cromosomas y los espermatozoides que también aportan 23 cromosomas. A mayor edad, los óvulos pueden tener cromosomas de más o de menos. Es decir, si se tiene una copia adicional del cromosoma 21, 3 copias en vez de un 21 del padre y otro 21 de la madre, se habla de una trisomía del cromosoma 21 o del Síndrome de Down. Las chances de esto aumentan a medida que aumenta la edad de la mujer. Pero la edad avanzada no solo influye en la probabilidad de tener un niño con alguna enfermedad genética sino que también disminuye la probabilidad de embarazo en las mujeres de un 26% hasta los 39 años al 10% a partir de los 40.

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¿Cómo saber cuál es mi reserva ovárica?

Con una sencilla ecografía transvaginal, que se realiza en la consulta, se miden los folículos restantes en el ovario. En la ecografía se observan:

  • Los folículos de entre 2 y 9 mm.
  • El volumen ovárico. Si es menor a 3 mL predice una baja respuesta. También se solicitarán estudios hormonales que determinan los marcadores endocrinos basales de la reserva ovárica de la paciente.

Por desgracia, el reloj biológico marca tiempos muy diferentes al reloj personal. Cuando una mujer se siente en su mejor momento social, profesional, económico e incluso físico, que suele ser entre los 34 y 39 años, la biología indica que esa edad puede resultar tardía para buscar la maternidad. Estudios estáb demostrando que las mujeres tienen cada vez menos hijos: 1,78 en promedio, contra los 2,08 que tenían en 1990. Incluso, todo indica que esta situación irá avanzando. Se espera que la transición hacia una tasa de fecundidad más baja continúe y se expanda en el futuro. Pero el problema no estaría en la decisión de no ser madre, sino en los conflictos que surgen a partir de que las búsquedas se inician tarde.

Como cambiar esta tendencia social es complicado. Lo que se puede puede hacer es conocer su reserva ovárica, para controlar las posibilidades de ser madre en distintos momentos de su vida y por lo tanto, programar el momento de buscar un embarazo.

Con esta valiosa información, la gran herramienta de las mujeres para controlar su período fértil hoy en día, es la preservación de la fertilidad. Un tratamiento que permite vitrificar (congelar) óvulos cuándo por cantidad y calidad están en su momento óptimo, o al menos antes de que la reserva ovárica esté seriamente mermada, para poder recurrir a ellos cuando la mujer estime oportuno. Este tratamiento es tan revolucionario como lo fue en su día la píldora anticonceptiva. Una mujer que ha preservado sus óvulos afronta la maternidad cuándo quiera o cuando sus circunstancias personales se lo permitan. Y con la tranquilidad de tener una reserva de sus propios óvulos en las mejores condiciones, cuando ellas y sus parejas lo decidan.