Alrededor del 65% de las mamás se replantean regresar a trabajar después de tener un bebé. Estas mujeres deciden analizar su situación laboral y lo hacen con bastante detalle. Se trata de descubrir las ventajas y desventajas antes de tomar una decisión.
Algunas optan por no regresar a sus antiguos trabajos, otras buscan una nueva forma de empleo y otras deciden quedarse un tiempo en su casa criando al recién nacido. Sin embargo, la mayoría no tienen posibilidad de elección por cuestiones económicas. Es en ese momento cuando, la vuelta al trabajo, se a convierte en motivo de tristeza y angustia.
Muchas mujeres atraviesan numerosas dudas después de haber tenido un hijo. El 50% que no regresa a sus anteriores puestos de trabajo, toma esa decisión por cuestiones de precariedad laboral o por no saber o tener con quién dejar al bebé. Otro factor es el rápido crecimiento de los chicos, y no quieren perderse nada de la experiencia.
Si bien a la mujer actual le es sumamente gratificante poder desarrollarse profesionalmente y tener independencia económica, cuando nace su primer hijo, todo parece “tambalear”. Es cuando descubre el amor materno y los cuidados, demandas y necesidades que necesita el bebé. Esto se opone notablemente al ambiente laboral en donde -en muchos casos- existe un clima altamente competitivo, con jornadas extensas, horarios complicados, en algunos casos hasta se requiere de hacer viajes. Todas estas cuestiones no son compatibles con el tiempo, la calidad y el clima de cuidados que precisan los bebés, sobre todo hasta los 2 años de edad.
A veces, se cree que con extender la licencia por maternidad el asunto se torna más simple y es más sencillo. La Legislación argentina establece que, en los trabajos en relación de dependencia, la licencia es de 90 días y comienza a regir desde 45 días antes y hasta 45 días después del parto. Esta licencia también puede dividirse en 30 y 60 días, período por el cual la mujer recibirá todos los meses su salario. También, existe la opción de demorar el retorno hasta 6 meses más el regreso, pero ya sería sin goce de sueldo. El mercado laboral es exigente , poco favorecedor y poco flexible para la recientemente madres y, a veces esto resulta agobiante para muchas mujeres.
Dentro de la casa, la mujer tiene muchos roles : organiza, es pareja, tiene sus propias tareas que incluyen trabajo, intelecto ,cuidado personal y vida social. Por ello, es de extrema importancia lograr una logística hogareña. Esa logística significa buscar ayuda necesaria en la pareja, en la familia, en niñeras o personas allegadas de confianza, en jardines maternales….
Los hijos son un bien muy preciado pero crecen y desarrollan su propia vida. El trabajo también es importante en la actualidad ya que es escaso, aporta autonomía e independencia económica, mejora el nivel intelectual y desarrolla la sociabilidad. Por otra parte, no desean pasar el resto de sus vidas ocupándose todo el tiempo y de forma casi exclusiva de todo lo relacionado con su crianza. El sólo hecho de analizar detenidamente estas cuestiones las pone mal y es entonces cuando “despegarse” unas horas diarias del bebé no les termine resultando una tortura.
A quienes les sucede lo contrario es porque quizás no estaban siendo felices con el trabajo que antes tenían. En ese sentido, y teniendo posibilidades económicas a su favor, la decisión se toma a la inversa. En el medio, encontramos a las que deciden darse una nueva oportunidad, cambiar un poco y es así como se lanzan con algún proyecto independiente. Es ese caso, es una buena alternativa para que les permita crecer como mujeres y profesionales.
Las mujeres que quizás tengan la decisión más difícil son aquellas que no quieren regresar a sus puestos de trabajo pero no pueden darse el privilegio de hacerlo. Eso se debe principalmente porque el hogar depende de 2 ingresos. Con la llegada del nuevo integrante, poder lanzarse con algún microemprendimiento no siempre es simple, ya que requiere de tiempo, dinero y un extra de energía.
Los especialistas coinciden que cada mujer deberá hacer un balance y encontrar el propio equilibrio en base a su experiencia, sensación de plenitud, tiempos y cuestiones económicas. Igualmente, hay que comprender que no se puede abarcar todo y que para ganar, también hay que saber perder.
La mamá tiene que elaborar que es mejor madre en tanto ella se sienta satisfecha y posea una realización personal. La maternidad y los hijos no son todo y tampoco lo es tener una carrera o profesión. Los límites tienen que estar tanto para con los hijos como para el trabajo. Antes de la llegada de los hijos existía una vida: la propia. Y, tarde o temprano, es necesario recuperarla.
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