La alimentación de un bebé es un tema que a muchos padres nos cuesta, especialmente la etapa en la que empiezan a incorporar sólidos. La mayoría de las papillas no suelen ser de su agrado y muchas veces, uno no se da cuenta que termina “forzándolos” a que prueben más de un bocado aunque lloren y se enojen.
Para empezar, usualmente a los bebés les gusta lo que comen sus papás. Pero muchas veces les damos cosas muy distintas, extrañas mezclas en puré o productos industriales en polvo reconstituidos con agua, comidas que nosotros como adultos, jamás comeríamos. Obligar a comer a un bebé puede ser peligroso; si el bebé llora mientras le metemos comida en el boca puede aspirar el alimento. Por otra parte, ya existe un grave problema de obesidad infantil, sólo faltaría que los niños comieran todavía más. Además, es contraproducente: cuanto más le intenten obligar, más se negará a comer, y acabará odiando aquellos alimentos con los que le han obligado. Los padres siempre suelen insistir con aquellos alimentos que consideran más sanos, y nunca insisten con las golosinas o la comida “chatarra”. Los niños acaban odiando la comida sana. Por último, no se puede obligar a comer a un ser humano, es indigno.
El objetivo de la alimentación complementaria no es nutricional, sino educacional. No se trata de que coman “cosas mejores que la leche”, porque no hay nada mejor que la leche. Se trata de que aprendan a comer de forma normal. Es por eso que hay que planteárselo a medio y largo plazo. Para iniciar la alimentación con sólidos en los bebés de forma correcta, hay que brindarles comida normal, la misma que comen los padres, sin triturar (por supuesto, cortada en trozos de tamaño adecuado, y quitando huesos, espinas, etc), y sobre todo permitiendo que sea el propio niño el que la agarre con la mano o con el cubierto y se la lleve a la boca. No sirve de nada darle a un bebé comida sana durante seis o doce meses, si luego va a comer “mal” durante treinta años. Lo importante es que los padres coman aceptablemente sano, aunque no sea perfecto: beber agua y no bebidas azucaradas o jugos artificiales, no abusar de la sal, no comer tanta carne y tanta grasa, aumentar el consumo de verduras y legumbres, frutas y pocos dulces… Si los padres comen así, el bebé puede comer igual desde los 6 meses, y seguirá comiendo sano hasta que se vaya de casa, y probablemente toda su vida.
En cuanto a la forma en que deben tomar el agua, lo normal es que sea con un vaso. Los bebés pueden empezar a aprender a usarlos desde los 6 meses, para abandonar por completo la mamadera (si es que la usaron) antes del año. La mamadera es sólo para la leche, y sólo para los que toman lactancia artificial. Los niños que toman pecho no deberían tomar nunca mamadera, y cuando empiezan a beber agua deberían tomarla en vaso desde el primer día.
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