Muchos niños sufren la pesadilla diaria de ser víctimas de las bromas y el acoso de algunos de sus compañeros de colegio. Tratando de comprender el complicado asunto del bullying, muchas personas suelen preguntarse si existe un perfil de personalidad específico que determine que un alumno sea más propenso que otro a sufrir bullying o, dicho de otro modo, cuál es el motivo por el que unos niños sufren acoso y otros no.
Son muchos los factores que influyen en este tema tan complejo del bullying (profesores, sociedad, familia, medios de comunicación, etc.). Sin embargo, existen rasgos de personalidad comunes entre los niños que sufren acoso escolar que son, principalmente, 3 aspectos.
Algunos niños que no reciben el suficiente apoyo emocional en la escuela y/o en su casa, debido a que presentan algunas particularidades que les distinguen claramente del resto de alumnos, crecen sintiéndose inferiores a los demás. Estas diferencias pueden estar causadas por una discapacidad (física o intelectual), por alguna disparidad cultural (idioma, procedencia) o por algún rasgo distintivo bien marcado (altas capacidades, orientación sexual, religión, etc.). Estos niños, no se sienten ni integrados, ni contenidos en su diferencia, por lo que, desoyendo a su instinto, acaban por pensar que algo malo les sucede, que no son dignos de protección ni de cariño y que son menos válidos que los demás.
Con el tiempo, tienden a autoconvencerse de que, al ser tan indignos, se merecen todo lo malo que les sucede. Cuanto más se repite el acoso, más daño recibe su autoestima, llegando al punto de verse tan mermada que, paulatinamente, estos niños dejan de defenderse. Entran entonces en un círculo negativo en el que los acosadores aumentan la intensidad de sus vejaciones, mientras que la víctima poco puede hacer para frenar los abusos. En casos extremos, podemos llegar a las situaciones que todos recordamos de adolescentes que se suicidan como un intento desesperado de ponerle fin a su vida infernal.
Por lo general, el acosador siempre va probando a sus compañeros de grupo para detectar quién no se defiende ante pequeñas agresiones y saber quién va a ser la víctima perfecta. La actitud y el lenguaje corporal (mirada evasiva, postura encorvada, nerviosismo, etc.) de algunos niños, le transmiten al buller el mensaje de que es muy poco probable que se defiendan de sus ataques.
Cualquier depredador sabe que resulta mucho más fácil atacar a la víctima cuando está sola que cuando está rodeada de gente, por este motivo, las manadas de lobos o de leones siempre intentan separar a la presa del resto del grupo cuando salen de caza. Muchos niños se ven aislados del grupo por ser, de alguna forma, diferentes a los demás. Los altos o los bajos, los que tienen un tono de piel diferente, los que sacan mejores notas, los que no tienen tantas habilidades sociales, etc., todos pueden convertirse en víctimas de bullying por haberse visto apartados del grupo.
Es primordial reforzar la autoestima del niño que sufre agresiones. De esta manera, lentamente irá descartando cualquier visión negativa de sí mismo y empezará a valorarse y a quererse tal y como es. Además, si existiera pasividad e indiferencia por parte del equipo directivo y de los maestros, lo mejor es que el chico cambie de escuela. Lo mejor es buscar aquellos establecimientos sin gran cantidad de alumnos y en los cuales los directivos y profesores estén realmente implicados en el tema de detección temprana y en las maneras de frenar casos de bullying.
La realidad es que, al margen del tiempo en que los niños se encuentran con sus padres en sus hogares, ellos suelen pasar la mayot parte del día en los colegios. Por este motivo, es de extrema importancia que los establecimientos educactivos sepan tomar medidas para detectar a estos niños y trabajar con ellos y con sus familias para mejorar su confianza. También, deberían poder detectar qué niños corren riesgo de acoso por no tener las redes sociales adecuadas en el colegio y poner en marcha los mecanismos necesarios para favorecer la integración. Existen muchas medidas y actividades que se pueden utilizar para favorecer el trabajo en equipo y el desarrollo de la empatía y el altruismo en el alumnado, sólo es necesario un poco de interés para ponerlas en práctica.
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