Hasta hace unos pocos años, hablar de las ventajas de ser madre a partir de los 40 era una locura. Complicaciones durante el parto, riesgo para la vida de la madre e incluso posibilidades de aborto eran solo algunos de los problemas más conocidos. Hoy en día, las previsiones son bastante más positivas. Recientes estudios han demostrado que, con revisiones mensuales y cuidados adecuados, no tiene por qué haber problemas. Muchos mitos han quedado descartados gracias a los avances médicos y a una mayor divulgación de estudios prenatales.
Existen varias ventajas de tener un bebé pasados los 40 años. Tanto a nivel físico como mental, los cambios que se producen con la llegada de un bebé son mucho más beneficiosos de lo que se piensa.
Tanto si se tiene pareja como si no, la elección ha sido planeada. Se han tenido en cuenta todos los pros y los contras, y se sabe qué es lo que se quiere. La madre es consciente de cómo va a afectar el embarazo a todos los ámbitos de su vida, y se siente preparada para afrontarlos. Es raro que el bebé haya sido fruto de una decisión rápida y poco pensada. No existen las inseguridades y las dudas que pueden surgir a otras edades más tempranas.
Existe un aumento de la agudeza mental, asociado a la resolución de problemas y a una mejora de las capacidades verbales. Esto se debería a las hormonas que intervienen en el embarazo. Una de ellas, la progesterona, es la encargada de desarrollar el tejido cerebral. La otra, el estrógeno, es una influencia muy beneficiosa sobre la estructura del cerebro.
A una mayor edad, la alimentación suele ser mucho más sana que la de una mujer más joven. Una es más consciente al respecto. Aumenta la atención por la comida de calidad, la dieta saludable y, por supuesto, el interés por cómo puede afectar al feto y al propio cuerpo. Se es más consciente de los riesgos, y por tanto, incrementa el interés por cuidarse.
Se está más preparada para enfrentar el embarazo y la nueva vida de madre. La madurez es mucho más adecuada a la hora de adaptarse a los cambios y todo suele fluir con mayor naturalidad y es más relajado. Además, la sensatez de la edad da una paz que una mujer más joven no ha adquirido aún. La experiencia que ya se ha tenido con otras situaciones vitales importantes permite que la madre no se agobie con cualquier tontería.
A partir de los 40 ya se suele poseer una estabilidad laboral y económica. Existe la tranquilidad de poder mantener al bebé o futuros bebés sabiendo que no les va a faltar de nada. Ya se han alcanzado muchas de las metas laborales, y es casi imposible que un niño pueda influir negativamente en las ambiciones y proyectos de la futura mamá.
Muchas madres jóvenes acaban culpabilizando a sus hijos. Miran hacia atrás y creen que han perdido grandes oportunidades de vivir su juventud y que la culpa es de los niños. Esta situación, que además de egoísta es injusta, es experimentada por muchas mujeres. Una de las ventajas de retrasar la maternidad es que se elimina el riesgo de sufrir estas frustraciones. Cuando una mujer de más de 40 años decide ser madre, es porque siente que ya ha vivido las cosas que quería vivir y quiere dar un paso más en su vida. Hay que ser conscientes y tener en claro que los hijos no son el juguete de los padres, ni la realización de su necesidad de vivir, ni sucedáneos de sus ambiciones insatisfechas. Los hijos son la obligación de formar seres dichosos.
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