La adolescencia no es una etapa sencilla, más allá de las indiscutibles vivencias hermosas que nos ofrece. En ella se combinan grandes cambios físicos, hormonales, psicológicos y sociales. Por la suma de estos factores, los miedos en la adolescencia son algo común y que todos los jóvenes deben afrontar. Entre los 12 años y los 22 años (este límite se ha ido corriendo en los últimos años), la adolescencia plantea grandes retos a la mentalidad de los ex-niños. Deben adaptarse, en primer lugar, a las alteraciones en su cuerpo y a los cambios psicológicos que estas producen. Por otra parte, inician un proceso de independencia parcial de sus padres, por lo que muchas veces manifiestan públicamente rechazo hacia ellos. En sentido opuesto está su anhelo por incorporarse a un grupo de pares. Ligado a esto, vienen los problemas de identidad y miedo al rechazo. Todas estas circunstancias conforman un combo casi incontrolable de sensaciones a las que, necesariamente, hay que hacerle frente.
En realidad, los miedos en la adolescencia no son muy diferentes a los que tenemos los adultos. Se experimenta temor al rechazo, al fracaso, a la soledad, al amor, entre otros. Lo que sí es diferente es el contexto en el que estas emociones se dan. Durante la juventud, uno tiene la vida por delante. Esto ofrece muchas posibilidades y esperanzas, pero también una carga muy grande de incertidumbre. Al crecer, algunas de estas cuestiones se van saldando. Por lo tanto, la estabilidad emocional aumenta y el cerebro se puede enfocar en el siguiente objetivo. Una vez comprendida esta diferencia, podremos entender por qué la adolescencia es un periodo de transición, dudas y cuestionamientos a todos y a todo.
Estos son solo algunos, ya que puede haber otros interrogantes a corto o largo plazo que también invaden su mente. Estos miedos en la adolescencia pueden causar ansiedad, inseguridad y falta de autoestima. Es necesario mucho apoyo para que el chico tenga a quien confiar sus inquietudes y una voz que transmite serenidad.
Los miedos en la adolescencia son normales y que estos promueven el desarrollo de una mentalidad sana y resiliente. Si bien es importante ayudarlos, tampoco hay que resolverles todo. Cada persona debe hacer frente a las batallas personales para progresar y ser mejor día a día.
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