Si no se trata, la sífilis en el embarazo puede tener consecuencias muy serias a largo plazo. Esta enfermedad de transmisión sexual puede viajar por la corriente sanguínea a través de la placenta e infectar al bebé. Por suerte, si se detecta a tiempo, puede tratarse con antibióticos. En la primera visita de cuidado prenatal, el obstetra realizará un análisis de sangre para ver si se padece algún tipo de enfermadad. Si su profesional sospecha que la mujer embarazada se ha contagiado sífilis, realizará otro análisis de sangre en el tercer trimestre del embarazo y, también, luego de tener al bebé.
Esta infección pasa por varias etapas con signos o síntomas diferentes:
La sífilis puede viajar por la corriente sanguínea a través de la placenta e infectar al bebé en cualquier momento durante el embarazo. También puede infectarse durante el parto. Si se detecta y se trata a tiempo, probablemente la mámá y el bebé no correran riesgos. Por el contrario, en caso de no ser tratada, hay una gran posibilidad de que su bebé sea contaminado, especialmente si se está en las primeras etapas de la enfermedad, cuando es más infecciosa.
La mayoría de las veces, la sífilis se pasa de la mamá al bebé durante el embarazo, pero también puede suceder durante el parto vaginal si un bebé tiene contacto directo con la llaga de la sífilis. Cuando su bebé nace con esta enfermedad, se llama sífilis congénita. Alrededor del 40 % de las mujeres embarazadas que padecen sífilis y no reciben tratamiento tienen un aborto, un bebé que nace sin vida o que muere poco después de nacer. También, incrementa la restricción de crecimiento intrauterino.
La sífilis congénita causa que la placenta crezca y que el cordón umbilical se inflame. Esto puede ocasionar problemas en la forma en que funcionan para sustentar al bebé en la matriz y generar líquido en el abdomen del gestante e hinchazón severa y engrandecimiento de su hígado o su bazo.
Estar infestado durante el embarazo también puede causar complicaciones para el bebé después de nacer, incluyendo la muerte neonatal o serias condiciones de salud como: Nacimiento prematuro, Retraso del crecimiento fetal y bajo peso al nacer, Daños en los huesos y los dientes, Pérdida de visión y oído, Problemas neurológicos.
Si se ha confirmado la afectación durante el embarazo y la mujer está siendo tratada con regularidad, pueden disminuir las posibilidades de desarrollo de sífilis congénita en el bebé. Hay que asegurarse de que tanto el ginecólogo/a, como el obstreta, estén informados sobre la enfermedad. Hay que obtener atención prenatal inmediata, realizarse exámenes regulares y ultrasonidos y, en caso de tener pareja, pedirle que también se realice los análisis ya que, aunque una se haga el tratamiento, nuestra pareja puede infectarnos de nuevo.
La sífilis se trata fácilmente con antibióticos. Sin embargo, es importante actuar pronto. Con tratamiento materno adecuado y buen cuidado prenatal las posibilidades de que el bebé contraiga sífilis en el embarazo son esencialmente eliminadas.
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