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Disfuncional significa que hay un desarreglo en el funcionamiento o en la función que le corresponde. Cuando este calificativo se aplica a familia, habla precisamente de lo mismo: una familia que no cumple con las funciones que les corresponden. Una familia disfuncional es toda familia que no es capaz de proveer lo necesario para que los hijos crezcan sanos (tanto física como emocionalmente) y felices.
Una familia es mucho más que la suma de individualidades, es un sistema dinámico y flexible de interrelaciones entre sus miembros que se dan para cubrir las necesidades materiales, sociales, culturales, espirituales y afectivas de sus miembros. En una familia funcional están satisfechas todas esas necesidades. Si hay conflictos o crisis, sus integrantes se complementan y apoyan para hallar las soluciones, alcanzar el desarrollo pleno y, en esencia, ser felices. En la familia disfuncional la situación es diametralmente opuesta.
En esta clase de familias es posible encontrar más de una de las situaciones que se describen a continuación:
Uno de los padres ejercer un dominio absoluto y autoritario, mientras que el resto de la familia acepta estar sometido. Hay abuso físico, verbal o sexual. El otro padre y los hijos niegan el abuso evidente. Los niños consideran normal la violencia.
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Problemas en la comunicación
No se sienten cómodos expresando lo que sienten o piensan. Se reprimen o usan indirectas que generan más problemas. Los niños activan comportamientos a manera de defensa. Hay miedo de expresar lo que viven en el seno del hogar.
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Conflictos permanentes y recurrentes
Hay conflictos permanentes entre los padres, ya sea que estén separados o que deban separarse pero no lo hacen. El conflicto entre los padres les impide velar por los hijos.
Los niños no comparten tiempo con la familia extendida, como los abuelos, tíos o primos. Tampoco con otras familias con niños en edades y género similares. Los padres no propician que los niños desarrollen amistades con otros niños.
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Ser muy permisivos o autoritarios
Los límites que regulan la convivencia familiar o son inflexibles y coartan toda expresión de las distintas personalidades, o son demasiados laxos, no hay respeto y los niños no crean vínculos de pertenencia con la familia.
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Manipulación emocional y dependencia
La dependencia emocional limita el crecimiento y el desarrollo personal. La sobreprotección de los padres genera inseguridad y dependencia en los hijos. Alguno de los padres es tan inmaduro que es manipulado y sometido por el otro.
Como no se satisfacen las necesidades básicas de aceptación y afecto, los miembros de la familia no son empáticos ni sensibles entre ellos. No hay tolerancia, se culpabiliza al otro. Algunos niños son y se sienten rechazados o son injustamente tratados.
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Responsabilidades excesivas
Los niños son obligados a asumir responsabilidades no acordes a su edad: trabajo forzado, cuidar de hermanos menores aun siendo pequeños.
Los padres prefieren a los hijos de un género. Le asignan responsabilidades excesivas o niegan la educación y el afecto a los hijos de otro género. Los padres quieren imponer su orientación sexual a los hijos, ya sean heterosexuales u homosexuales.
Se acepta la humillación, el desprecio y la falta de respeto. Se aceptan como normales comportamientos como el adulterio, la promiscuidad o el incesto.
Los padres están ausentes por exceso de trabajo o por otras adicciones como el alcohol, drogas o juego. No hay tiempo para compartir en familia ni hacer cosas juntos.
¿Cómo afecta una familia disfuncional a los hijos?
Los niños pueden desarrollar alguna de estas conductas al crecer en el seno de una familia disfuncional:
- Son rebeldes. Se oponen a toda autoridad, ya sea la de los padres, de los maestros o de la policía.
- Al ser culpabilizados por todos los problemas familiares, desarrollan un profundo sentimiento de culpabilidad, lo que los hace víctimas de otros.
- Asumen el rol de los padres, crecen demasiado a prisa y pierden su niñez.
- Son tímidos, reservados, introvertidos y callados. Aprenden a esconder y reprimir sus emociones. Su autoestima se encuentra lesionada.
- Son oportunistas y manipuladores. Se aprovechan de las debilidades de los demás para lograr lo que quieren.
Sin duda, el entorno familiar marca la vida futura de los niños. Los primeros 6 años de vida son cruciales en este sentido. Pero también es cierto que cualquier niño puede decidir ser un adulto diferente a todo lo que vivió al crecer en una familia disfuncional. La mejor evidencia de ello la vemos cuando un hijo de una familia funcional se convierte en un adulto con problemas conductuales o, por el contrario, un niño criado por una familia disfuncional se convierte en un adulto empático, comunicativo, con relaciones asertivas y feliz. Toda persona es capaz de recuperarse de las situaciones más adversas, ser personas resilentes que pueden superar una infancia traumática y convertirse en adultos felices.