Leucorrea es el término con el que se denomina al flujo vaginal que se genera durante el embarazo y que, cuando es normal, tiene un color blanquecino o ligeramente amarillento, es inodoro y de textura viscosa. Su función es la de asegurar la limpieza de la vagina evitando el paso de bacterias hacia el útero, así como mantener el grado de acidez que debe haber en ella. También, puede aparecer después del parto y en los momentos previos cambia sus características de textura y color con la expulsión del moco cervical que anuncia la inminencia del parto.
En cierto modo esta secreción de flujo vaginal es como un termómetro para medir la salud de la vagina, dado que los cambios en la cantidad de flujo y el color y el olor del mismo pueden determinar la existencia de una inflamación o de una infección. Así, una leucorrea anormal tendrá un color amarillento, desprenderá mal olor y podrían detectarse en ella restos de sangre. En algunos momentos también puede ser más abundante de lo normal. De ahí la importancia de que la mujer controle regularmente su flujo vaginal y acuda al médico cuando detecta cambios en él, especialmente si además siente picor o ardor en la vagina.
Leucorrea anormal
Entre las medidas higiénicas que debe adoptar la mujer durante el embarazo destacan aquellas que se refieren a las condiciones de la vagina: utilizar ropa interior de algodón que no sea ajustada, mantener la zona seca y limpia, no realizar duchas vaginales ni darse baños de burbujas, limpiarse correctamente cuando se va al baño (de adelante hacia atrás) y evitar el uso de productos perfumados en la zona. Estas medidas son necesarias para prevenir una posible infección. El cambio frecuente de ropa interior permite además controlar de forma cómoda las características de la leucorrea, de modo que se puede detectar una posible infección:
Cuando la leucorrea es anormal debe realizarse un análisis en el laboratorio para determinar el patógeno responsable de la infección y, de este modo definir cuál es el tratamiento indicado en cada caso. Hay que tener en cuenta que la candidiasis se combate con una higiene correcta de la zona genital y el uso de antifúngicos tópicos, pero en el caso de ciertas bacterias, como el estreptococo B, se debe realizar un tratamiento con antibióticos por vía intravenosa en el momento del parto para evitar que la infección sea transmitida al niño al pasar por el canal del parto.
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