El vaginoma es la colección de microbios que viven y mueren en nuestras vaginas y que cambian o mutan de tal manera que mantienen o no la salud buena o mala de nuestros sistemas reproductivo y urinario. Es por mucho, uno de los ecosistemas mas complejos de nuestro cuerpo.
Las mujeres somos un vasto habitat ecológico en el que co-habitan y co-existen trillones de microorganismos y nuestra vagina no es la excepción. Los microbios residen literalmente en cada sistema del cuerpo humano, en una mezcla que resulta en cerca de 10,000 tipos de bacterias, hongos y otros seres vivos dependiendo de la parte del cuerpo de la que se trate. Esto puede leerse desde raro, asqueroso o invasivo, pero los microbios en nuestro cuerpo están y hacen lo suyo tan discretamente que no percibimos su presencia.
Cierto es que algunas bacterias dañan nuestro cuerpo y sus sistemas, pero en personas sanas la mayoría de estos microorganismos cumplen con una función específica que los mantiene saludables y funcionando adecuadamente, realizando importantes tareas para la supervivencia de su huésped, como defenderlo contra infecciones, o ayudarlo con el proceso digestivo. De hecho los microbios son tan importantes para la salud humana que actualmente se está experimentando con excelentes resultados el trasplante de popó o excremento humano de personas sanas al colón de personas que sufren de graves problemas o padecimientos intestinales.
Es reciente el entendimiento que tenemos respecto de la necesaria preservación de ciertos microbios y bacterias en nuestro cuerpo y aún por encima de ello, de la importancia e implicaciones que tiene el mantener un sano y balanceado equilibrio en la co-existencia de ciertos microorganismos buenos y no tanto en nuestros sistemas, es decir; nos hemos dado cuenta que la salud no es posible cuando por la razón que sea se extermina o erradica por completo una bacteria o un microbio, los resultados de salud así son parciales y no permanentes, pues lo único que hemos causado es un desequilibrio temporal que traerá otras consecuencias de salud no siempre positivas a nuestro cuerpo.
Fue en el siglo IXX que el ginecólogo alemán Albert Döderlein identificó por primera vez un grupo de bacterias en las secreciones vaginales, mismas que actualmente conocemos como Lactobacillus. Los Lactobacillus vaginales producen ácido láctico, que de manera muy prudente incrementan o no la acidez de la vagina para reducir el riesgo de que ésta sufra infecciones. Conforme la ciencia avanza se ha determinado que la etnia juega un papel determinante en la composición microbial del cuerpo, incluyendo la vagina. Las vaginas al igual que las mujeres son totalmente distintas unas de otras y ahora existe el conocimiento incipiente pero creciente de que las variaciones de una vagina a otra, a nivel microbial son normales y saludables o no, dependiendo de cada mujer, y ello depende no solo de la etnia, sino de la alimentación, de los hábitos de sueño, de la práctica sexual, etc., y no solo de los genes.
Así, los probióticos usados para promover un “buen” balance de salud de ciertos microorganismos en el cuerpo, no funcionan igual en todas las mujeres respecto a la vagina, ahora se está pensando en la necesidad de personalizar esos probióticos según la mujer a tratar, considerando también la posibilidad de trasplantar vaginoma de una mujer a otra. No estamos hablando de medicina alternativa, estamos hablando de ciencia, de profundos y sofisticados estudios que cada día se enfocan mas y mas no solo en la importancia de la vida del ser humano, sino en la de los microorganismos con los que cohabitamos y co-existimos, pero además en la variedad de factores que determinan la salud de persona a persona.
Y así como los trasplantes de materia fecal están radicalmente mejorando la vida de personas que tenían su sistema gastrointestinal dañado, ahora se considera de manera potencial el trasplante de microbios vaginales para restaurar la salud vaginal de algunas mujeres que han sido dañadas por ciertas infecciones recurrentes. Los trasplantes de microbios son una nueva rama de la medicina, de la microbiología y la epigenética, hay mucho que estudiar y aprender aún, pero esto abre nuevas e infinitas posibilidades de salud humana.
Nuestras vaginas, nuestros úteros no solo son importantes de manera personal para cada mujer, son la tierra fértil de la humanidad y cuidar de ellos es vital literalmente para todas las generaciones siguientes. El canal vaginal es el lugar en el que residen las bacterias que por primera vez van a sembrar o a colonizar el sistema inmunológico, digestivo, respiratorio, etc., de cada bebé por nacer. Se ha descubierto que los bebés que nacen por cesárea tienen mucho menos diversidad de colonias microbianas que los que nacen vaginalmente, lo que ha sido relacionado con ciertos factores de riesgo de enfermedades como la obesidad, asma, enfermedad celiática, diabetes, en la edad adulta. A la luz de estos recientes descubrimientos, se explora la necesidad de identificar como colonizar de los microbios vaginales necesarios a los bebés que nacen por cesárea.
Hay mucho por desarrollar y comprender, quizá tan largo, variado y extenso como son los microbios y sus funciones, pero la medicina ha cambiado, la era del microbioma nos está llevando a una nueva consciencia de nuestra salud, ya no solo se harán protocolos clínicos de investigación en cientos o en miles de personas antes de tener un medicamento que se considera seguro, ahora la medicina comienza a ser personalizada, con esperanzadores resultados basados en nuestro propio ecosistema. La naturaleza nos reclama, hagamos caso a su llamado.
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