El trastorno desintegrativo infantil es un tipo de autismo que no se da con mucha frecuencia. La característica más significativa de este tipo de trastorno del espectro autista es su aparición tardía. Los niños suelen manifestarla a partir de los 3 o 4 años.
Este trastorno fue descubierto por Theodore Heller, un educador. Por este motivo, el trastorno desintegrativo infantil también es conocido como el síndrome de Heller. Lo curioso es que este trastorno se descubrió en el año 1908 mucho antes de que se hubiese investigado sobre lo que hoy conocemos como autismo.
Los niños con otros tipos de autismo suelen ser diagnosticados antes de esa edad. No obstante, esto no ocurre con el trastorno desintegrativo infantil porque, tal y como veremos a continuación, los niños se desarrollan de la manera prevista hasta que, a partir de los 3 o 4 años, empiezan a sufrir una regresión. Todas las habilidades que el niño ha podido adquirir sufren una regresión, es decir, se van perdiendo. Este retroceso puede darse de forma muy rápida y repentina. Lo habitual es tome alos padres por sorpresa y que estos no sepan cómo reaccionar.
Las causas del trastorno desintegrativo infantil no están del todo claras. Los médicos creen que el motivo de que este trastorno aparezca puede estar en la aparición de una enfermedad neurológica, por ejemplo, la esclerosis tuberosa. Sin embargo, esto no son más que hipótesis. Las maneras de abordar este trastorno son diversas, pero sus expectativas de éxito son bastante reducidas. El motivo está en que el trastorno desintegrativo infantil dura toda la vida, es decir, es crónico. Esto quiere decir que en algunos momentos la regresión de habilidades puede estabilizarse, pero que en otros puede volver a acrecentarse.
A pesar de esto, a los niños diagnosticados con trastorno desintegrativo infantil se les somete a 4 tratamientos diferentes. Estos les pueden aportar pequeñas mejorías:
El objetivo del tratamiento para el trastorno desintegrativo infantil es que los niños adquieran cierta autonomía y mantengan un determinado nivel de actividad. Tanto la familia como el entorno educativo deben colaborar estimulando al niño para tratar de que recupere algunas de sus habilidades perdidas. Pero, como bien hemos mencionado, la regresión de las habilidades puede volver a aparecer en cualquier momento. En la gran mayoría de los casos, los niños cuando se convierten en adultos se vuelven completamente dependientes.
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