La pre adolescencia en nuestros hijos es la etapa que sucede a la infancia y antecede a la adolescencia. Algunos expertos la sitúan entre los 9 y los 14-15 años de edad. Es una muy buena edad para ayudar a nuestros hijos a dejarlos hacer varias cosas por ellos mismos. Esos logros, serán verdaderos hábitos y herramientas de vida.
Existe una infinidad de consejos sobre sobre cómo cuidar a nuestros hijos. Cómo ayudarlos en todo, cómo hacer para que sean felices, qué hacer para que no se aburran, etc. Hay miles de cosas que los padres deberíamos de hacer por y para los hijos. Por otro lado, estamos frente a esta generación de niños que están creciendo muchas veces con la vida resuelta. Pegados a pantallas y dispositivos electrónicos para que no tengan momentos sin hacer nada.
Vivimos en un mundo que va de prisa con madres y padres víctimas de su entretenimiento, a cargo no solo de su formación y educación, sino hasta de llenar sus ideas y pensamientos.
De estar con ellos a cada paso llenando necesidades básicas y otras tantas creadas para bajar la culpa de la ausencia y otras, logrando así una mayor dependencia de la deseada en lugar de una natural independencia a su debida edad.
Luego, están también los juicios y las opiniones sobre la crianza ajena : qué llevan los niños en su mochila para comer en el almuerzo en la escuela, qué y cómo comen en la mesa, cómo se visten, si llevan o no los útiles completos y ojalá nuevos al colegio, o si llegan con las tareas terminadas y perfectas. Estas situaciones que a veces podrían interpretarse como falta de padres presentes, en realidad pueden ser situaciones en las que se está intentando lograr que los niños-grandes o los jóvenes pequeños logren cierta independencia en su favor.
Los padres queremos que en algún momento nuestros hijos sean independientes y que se basten en muchos sentidos, pero eso no sucede un día de manera absoluta y mágica, es un camino, es un proceso que va pasando día a día. Que nuestros hijos desarrollen habilidades sociales, emocionales y prácticas para la vida es un trabajo constante que en algún momento debe de empezar ponerse en práctica.
¿Cómo pretendemos que nuestros hijos pre adolescentes se conviertan en adultos responsables si les resolvemos TODO en casa?, y por todo me refiero hasta aquello que bien pueden hacer por ellos mismos. Hay edades para todo, es verdad que todo pasa y que todo llega, pero vale la pena empezar en algún momento y ese tiempo me parece que puede ser un tanto antes de los 13 años.
Varios ejemplos y recomendaciones:
- Dejar de preparar el desayuno diario y el almuerzo que llevarán a la escuela. Eso implica que lo hagan no solo por y para ellos, sino que desarrollen una consciencia de auto cuidado, de buenos hábitos alimenticios que idealmente ya sembramos en ellos, descubrir que el tiempo de ellos y el de los demás es valioso.
- No llevarles los útiles y materiales que han olvidado en casa. Si olvidaron algo ni modo. Importa que traten de resolver lo que se pueda y sobre todo que asuman que solo ellos están a cargo de su mochila, de su tarea, de su uniforme, del instrumento, de la maqueta, etc.
- Las tareas son para los hijos. No es verdad que “tenemos examen de español”, o que “nos dejaron” mucha tarea de inglés, o que “tenemos que ensayar” la poesía. Los niños van a la escuela, no los adultos. Ellos están a cargo de ello. Los padres somos guías y acompañantes, nada mas.
- Despertarse por la mañana: Existen relojes despertadores desde hace décadas y aprender a usarlo es un regalo. Se llama responsabilidad y puntualidad y es algo que las personas realmente apreciamos de otro alguien. No lo van a lograr a la primera, quizá lleguen tarde alguna vez, otra se van a quedar dormidos, pero van a aprender y hacerlo repetidamente formará un hábito y cada cosa que ellos logren, además de convertirse en una acción de logro que les da seguridad y autoestima, es algo menos que mamá o papá hace y que nos permite ganar tiempo para hacer algo diferente. No necesitan tener 25 años para usar un despertador. Queremos adultos funcionales, criemos niños funcionales. No debe ser tan emocionante despertar a un hijo de 20 o más años porque no está acostumbrado a usar el despertador.
- Hacer su propio desayuno y preparar su almuerzo o lunch: Si cada miembro de la familia tiene cosas a su cargo, la casa puede funcionar mejor (logísticamente hablando) no es difícil tener un desayuno saludable a diario entre semana: algo de fruta, un jugo, un smoothie, una ensalada… algo de pan integral o yoghurt. Tampoco es difícil que prepare su propio almuerzo para llevar a la escuela. Preparar ambas cosas les da un sentido de pertenencia y de responsabilidad y los apoya para valorar las cosas que hacemos por ellos.
- Dejarlos que llenen formatos: Hay formatos para tramitar la credencial de la escuela, para inscribirse a las actividades periescolares, para llevar el permiso de salida del colegio al museo, etc. ¿Suena raro?, pues conozco adultos que aún piden ayuda para llenar formatos “porque no entienden como hacerlo”. No esperes que lo hagan perfecto, pero si conforme a sus mejores habilidades de la edad: nombre completo, edad, dirección, teléfono, grado escolar, nacionalidad… si saben leer y escribir pueden y deben llenar sus papeles. Los hijos aprecian sentirse capaces y sobre todo que los padres reconozcamos que son capaces. Algún día llenarán una solicitud de trabajo y sería ideal que lo hagan por sí mismos.
- No llevarles aquello que se han olvidado: Se trate del lunch, el uniforme, la tarea, el permiso firmado, el celular para los mayores o lo que sea, permite que vivan y sientan el olvido y que vean cuáles son las respectivas consecuencias. Es una saludable oportunidad de oro para que no vuelvan a olvidar sus cosas y no generará ningún peligro para ellos. Los ayudará a poner a prueba su capacidad de resolución de problemas y si no lo logran, es altamente probable que NO vuelvan a olvidar sus cosas. Como papás debemos aprovechar cada oportunidad que tengamos para enseñar consecuencias naturales y del sentido común a nuestros hijos, a pesar de que implique una baja calificación, una falta de tarea, un par de horas con hambre o perderse el paseo del colegio… Cuando hemos cometido un error de adultos, la consecuencia nos consume y generalmente no volvemos a hacerlo, si los niños aprenden pronto en la vida se van a ahorrar muchos olvidos importantes en su etapa adulta.
- Ningún proyecto importante se pide de un día para otro: Ni el disfraz para el festival, ni la maqueta de artes plásticas, ni el material para el proyecto de ciencias, si lo han olvidado por la razón que sea, es su emergencia, es su olvido y no te corresponde solucionarlo. Trata de tener algunos materiales extras que nos faciliten la vida : cartulina, pegamento, materiales de reciclaje, un repuesto de uniforme, pero nada mas. Avisar con tiempo y hacerse cargo de sus tareas les corresponde a ellos. Planear y organizarse son tareas que se aprenden y se vuelven hábitos, compra un calendario que puedan usar y los haga visuales y prácticos de sus horarios, eventos y responsabilidades o darles una agenda de papel que puedan llenar. Estarán algo molestos o no les gustará, pero es una gran herramienta de vida.
- Hablar en la mesa de la comida o de la cena de lo que cada uno tiene a cargo cada semana es una buena manera de recordar los proyectos importantes de cada quien, incluyendo los delos papás.
- Dejarlos lavar su ropa, o doblarla o guardarla, pero que hagan algo útil con ella: Desde poner la ropa sucia en su lugar, hasta guardar sus medias y, preparar su ropa del día siguiente, o guardar sus zapatos en su sitio y mantenerlos limpios, son tareas que los hacen responsables desde muchos puntos de vista: cuidar su ropa, ensuciarla menos, usar menos ropa, tenerla lista para el día adecuado y nos libera de la responsabilidad de ser los únicos a cargo de tener la ropa limpia, o lista o guardada. Casi todos usan dispositivos electrónicos y pantallas, ¿cuál sería el impedimento para aprender a usar un lavarropas?
- Dejar de mandar notas o correos a maestros y profesores: Si se trata de algún tema que requiera de tu intervención por abuso o bullying o apoyo extra escolar de acuerdo, sin duda eres su padre o su madre y te toca hacer el contacto. Pero si es para que juegue mas y no esté en la banca, o para que le dejen menos tarea, o le perdonen la falta de tarea o le consigas la tarea que no copió… no lo hagas. Maestros, mentores, coaches, etc., son figuras de autoridad para nuestros hijos, hay que trabajar en alianza con ellos, no en conflicto, no hacer nada que implique que les pierdan el respeto. Ser un papá o una mamá presente no significa esar “sobre involucrado”, no hay que invadir esos espacios.
Las calificaciones no son tan importantes: Establece tus prioridades entre lo negociable y lo no negociable, cada casa un mundo, pero hay situaciones del sentido común que son mas importantes, como entender y que nuestro propio hijo o hija entienda cuál es la materia de su mayor interés, en dónde cree que necesita apoyo o cual otra materia no le interesa y porqué… deja de llevar el récord de las mejores calificaciones. Preocúpate mejor por asegurarte de que es social, sociable, empático, solidario, amoroso, involucrado en actividades propias de su edad… y dale seguimiento natural para que lo haga sin obligarlo, pero sin rendirte.
El balance no es sencillo, pero se logra. A veces habrá premios, reconocimientos y menciones honoríficas, pero no es lo mas importante. Demostráles que ellos te importan y que realmente aprendan, pero que tu amor y tu apoyo no están condicionados a las calificaciones que obtengan. Esto cambia el enfoque del estudio, lo harán por interés genuino y no por miedo. Claro que queremos que nuestros hijos sean felices, pero desafortunadamente no es lo único y en cambio si es demasiado importante que también sean capaces, funcionales y conscientes. Queremos que se conviertan en adultos de bien, hay que criados para ello.
Debemos criar hijos que sean capaces de estar con ellos y para ellos mismos, si nosotros no estamos para ellos. Queremos que sean adultos con habilidades sociales y emocionales. Y queremos que lo aprendan de la mejor manera posible y que sean capaces además de ver por otros.
Así que dejemos de lanzar juicios porque quizá ese niño o niña que lleva la tarea incompleta o el uniforme equivocado o que llevó galletas de lunch, quizá es un niño o niña en preparación cotidiana para ser una mejor versión de él y de ella misma muy pronto. Puede ser que tal vez sea a propósito y con un propósito, ese niño además de ser feliz, se convierta en un adulto capaz, responsable y consciente.