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Problemas que suelen tener los chicos superdotados

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Los niños con ACI (las potencialidades excepcionales en una o varias funciones cognitivas o áreas del conocimiento, y quienes poseen talentos especiales) suelen tener problemas como: Bullying, angustia, bajo rendimiento, falta de identificación con sus pares y desmotivación en las escuelas. Esto se debe en gran parte a la falta de atención a sus necesidades educativas específicas.

El chico comunmente denominado “superdotado”, con un coeficiente intelectual igual o superior a 130 (la media es de entre 90 y 110) es aquel que, a nivel intelectual, tiene un desarrollo parejo en todas las áreas y, el que posee talento específico, suelen destacarse notoriamente en un aspecto o dos: lo puede tener para la matemática o lingüística, pero en el resto de las áreas se comporta como un chico promedio.

Las dificultades y situaciones de violencia emocional (y a veces física) que sufren estos chicos en la escuela llevó a un grupo de profesionales, organizaciones sociales e instituciones que asisten y contienen a aquellos y sus familias – como Padres Embajadores ACI, CreaIdea, Alta Inteligencia Jujuy, Fundación para la Evolución del Talento y la Creatividad y el Cedalp, entre otras- a presentar la campaña “3 puntos para la inclusión de los niños ACI”. Reclaman la creación de una secretaría para la atención de las altas capacidades dentro del Ministerio de Educación de la Nación; capacitación docente y la reglamentación e implementación del artículo 93 de la ley nacional de educación, que establece que “las autoridades educativas jurisdiccionales organizarán o facilitarán el diseño de programas para la identificación, evaluación temprana, seguimiento y orientación de los alumnos con capacidades o talentos especiales y la flexibilización o ampliación del proceso de escolarización”. Tras dos reuniones que estas organizaciones mantuvieron con funcionarios del Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, estos últimos se comprometieron a iniciar en enero una mesa de trabajo con padres, asociaciones y profesionales relacionados con la temática. También mencionaron que el área de Coordinación de Educación Especial de la Nación atenderá directamente a aquellas familias que no reciben respuestas una vez agotadas todas las instancias de reclamo en sus jurisdicciones.

Es que si bien estos niños cuentan con una posibilidad de aprendizaje superior, esto no significa que puedan arreglárselas sin problemas en la escuela. Aprenden de una forma diferente y necesitan un abordaje específico. Cuando eso no sucede, es común que experimenten desmotivación, desgano, soledad, y falta de identificación con sus pares, lo que puede llevarlos a no desarrollar los hábitos de estudio y esfuerzo necesarios para la etapa educativa. Muchas de las dificultades de estos chicos parten de lo que se conoce como “síndrome de disincronía”: la diferencia entre la edad cronológica e intelectual. Esto forma parte de su desarrollo heterogéneo y normal, e implica que, por ejemplo, tenemos un nene de 6 años que puede tener la madurez intelectual de uno de 8 o 0. Es decir, convive con esas dos edades. Además, aprenden en forma mucho más rápida y profunda, contando con una diversidad de intereses y un vocabulario mayor al promedio. Tienen necesidades distintas: logran interrelacionar conceptos con mucha facilidad, tienen una memoria más vasta y eso genera que el ritmo de las clases les resulten demasiado lento. Para ellos, tener que repetir una y otra vez lo que ya aprendieron es como una tortura.

Los problemas que esto trae se traducen en dos grandes extremos: por un lado, los chicos que empiezan a llamar la atención para mostrar lo que saben, a portarse mal y ser avasallantes en sus respuestas. Por el otro, los que se sienten distintos a sus pares y deciden mimetizarse con ellos, ocultando lo que saben.

Para los padres, la falta de un lugar específico a dónde recurrir en búsqueda de asesoramiento es uno de los principales problemas. Desde el Ministerio de Educación de la Nación, los remiten al artículo 93 de la ley de educación, que establece que las autoridades educativas jurisdiccionales deberían ocuparse de atender los casos. Se supone que los padres tendrían hablar con la docente, esta con la directora, esta con la inspectora y de ahí pasar a las autoridades de cada jurisdicción. Pero cuando las familias hacen este recorrido, no consiguen nada.