El embarazo y post parto es una etapa de muchos cambios en la vida de una mujer. La mayoría de embarazadas lo viven de manera positiva, a pesar de las dificultades que conlleva la gestación. Pero, algunas situaciones durante esta época pueden dar lugar a un malestar intenso que requiera de la intervención de un profesional. Además, el estigma social hace que muchas mujeres con problemas psicológicos durante el embarazo y postparto no pidan ayuda.
Antes de explicar qué se considera “problemático” en un embarazo y postparto conviene explicar qué se considera normal. El criterio, como suele pasar en Psicología, lo marca el impacto que tienen los síntomas en la persona afectada: Que la molestia sea leve o intensa, y que la afecte (o no) a la hora de realizar las actividades de la vida diaria.
La mayoría de mujeres no tienen ninguna psicopatología como consecuencia del embarazo. Tener la atención focalizada en su estado, en el parto o en los preparativos, es normal. Preocuparse por si todo irá bien, es normal. Los cambios hormonales también son normales. Es decir, no necesitan un psicólogo porque no suponen una limitación excesiva teniendo en cuenta el momento vital.
La visión social del embarazo y post parto es de un acontecimiento feliz, alegre y deseado. La aparición de problemas psicológicos entra en contradicción con esta imagen, por lo cual las mujeres que los tienen deben afrontarlos en silencio. Temen la incomprensión si explican estas dificultades y esto las frena a la hora de pedir ajuda.
Un 13% de las mujeres tienen problemas de ansiedad durante la gestación (algunas de ellas, también con síntomas de depresión). Ambas condiciones también afectan a un 15-20% de las mujeres durante el primer año tras el parto. Las alteraciones por ansiedad más frecuentes son el trastorno por crisis de angustia, la ansiedad generalizada, el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno por estrés postraumático (los encontraréis descritos en este artículo). También, puede aparecer la tocofobia (el miedo extremo al momento del parto). Ante un trastorno de ansiedad se recomienda el tratamiento psicológico. La medicación tiene algunos riesgos para el bebé (durante la gestación y la lactancia). La mujer sólo debería tomarla si ha sido informada y si la intervención psicológica no reduce los síntomas. La terapia psicológica está especialmente indicada si la mujer tiene un trastorno por estrés postraumático. Eso puede ocurrir si el parto ha sido traumático, se ha producido un aborto espontáneo (no deseado), o el bebé ha muerto durante el parto o poco después. En esta situación la familia también puede necesitar ayuda profesional.
Algunas mujeres tienen depresión post parto, que empieza dentro de las primeras cuatro semanas tras dar a luz. Entre las causas está el descenso en los niveles hormonales de estrógeno y progesterona, así como la falta de sueño. Es diferente a la denominada “tristeza postparto”, de duración más corta y síntomas más leves.
Igualmente, en ambos casos. la mujer toma conciencia de que el bebé necesita atención constante. Por eso le será de ayuda contar con la pareja (si la tiene) para repartirse las tareas y estar a su lado. Es normal sentir esta tristeza y el miedo a no hacerlo todo bien. Con el tiempo se suele normalizar pero, mientras duran los síntomas, conviene estar atento a sus necesidades y no quitar importancia a su malestar.
Los cambios en los hábitos alimenticios pueden ser normales durante el embarazo, o bien ser un síntoma de algun trastorno. Dependerá de cómo se manifiesten y de si vienen acompañados de otros cambios. Si antes ha tenido un trastorno de la conducta alimentaria (por ejemplo, anorexia nerviosa o bulímia), los cambios en el cuerpo debidos al embarazo pueden provocar una recaída. El trastorno por atracones sí que es más elevado en mujeres gestantes. Ante cualquier trastorno de la conducta alimentaria en mujeres embarazadas o dentro del primer año postparto se aconseja la terapia psicológica. Es raro que una mujer empiece a fumar, beber alcohol o consumir otras drogas durante el embarazo y post parto. Si ya las consumía previamente, suele dejarlo del todo o casi del todo. La excepción está en países donde el consumo va ligado a la normalidad social, como ocurre con el alcohol en lugares como Rusia o Ucrania.
La psicosis post parto es poco frecuente (afecta entre el 0,1% y el 0,2% de madres). Podemos definir la psicosis como una pérdida de contacto con la realidad. Algunas madres con esta patología describen pensamientos de querer hacer daño a su hijo, confusión y perplejidad. Los estudios indican que las mujeres con trastorno bipolar tienen un riesgo más elevado de tener psicosis post parto. No suele durar más de un mes y las mujeres se recuperan totalmente. Este es un ejemplo de patología marcada por el estigma, ya que la percepción del problema y de la necesidad de pedir ayuda que experimentan las madres contrastan con la imagen social de la maternidad, de felicidad y alegría. Muchas mujeres tienen miedo de la incomprensión y el rechazo si explican que tienen este problema.
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