Si bien siempre queda simpático o gracioso ver a dos o más hermanitos vestidos de la misma forma, en “composé” y combinados y, muchas mamás hasta deciden comprar los mismos conjuntos en diferentes talles, o con un mínimo cambio de color, la realidad es que a la larga, esto antenta contra el desarrollo individual de cada chiquito. La ropa en los chicos es algo que los representa, los define, y si de más grandes tienen cierta posibilidad de elección, marca sus gustos y su personalidad.
Sin embargo, la mayoría de los padres que hoy en día eligen uniformar a sus hijos, lo hacen principalmente para ocasiones especiales (Navidad, cumpleaños, Pascuas…), no para el día a día. En estos casos, no les hace ningún daño y la familia puede “lucirse” a pleno para “la” foto. Pero, hay que estar atentos y, observar si a los chicos les causa gracia o si los incomoda y molesta. La ropa es uno de los lugares en los que podemos dejarlos hacer lo que quieran sin riesgos.
Un caso aparte son los gemelos vestidos de la misma forma. Si la construcción de la identidad es clave para todas las personas, todavía mucho más para los hermanos gemelos que tardan un poco más de lo normal en identificarse como individuos. Incluso cuando se miran al espejo (de muy chiquitos), piensan que el reflejo que ven es su hermano y no ellos mismos. Vestirlos con la misma ropa no los ayuda, al contrario, los perjudica. Por otra parte, al ponerles distintas prendas, resulta más fácil para familiares y amigos poder distinguirlos mejor.
En definitiva, lo que hay que aplicar al momento de vestir o no a los hermanos de igual manera es el sentido común. Hay que tratar de no hacerlo siempre y, es importante poder identificar si a alguno de esos hermanitos/as, le está molestando o limitando de alguna manera. De a poco, ellos mismos irán definiendo sus gustos y mostrando su personalidad a través de la ropa. Uno de los objetivos de la moda consiste en ser una herramienta de expresión y de individualidad y no copias exactas.
