Más de una mamá se sentirá identificada apenas se diga la frase “mi hijo suele portarse bien en el colegio, con los abuelos, y con la persona que lo cuida mientras estoy fuera y/o trabajo, pero apenas regreso y estamos a solas, su comportamiento cambia y se porta mal…” Lo primero que se viene a la cabeza es un gran: ¿Cómo es posible? ¿Estamos hablando de los mismos niños con los que lucho todas las noches para que coman bien, son esos niños que cuestionan todo, no quieren bañarse o cepillarse los dientes o despertarse y vestirse? ¿A cuántas mamás les pasa lo mismo? ¿Por qué será que cuando estás con ellos se portan tan mal? ¿Esto es solo conmigo? ¿Estoy haciendo algo mal?
Este es un comportamiento típico de niños pequeños, que están aprendiendo a controlar sus emociones y expresarlas. Ellos ven en la mamá un lugar seguro para probar y ser ellos mismos y, por eso es importante que le enseñes los límites. Debás exponérselos claramente y esta es una tarea que requiere paciencia y amor.
Un doctor en psicología, el Dr K.P. Leibowitz, afirmaba lo siguiente: «Lo que encontramos fue que los niños de tan solo ocho meses podían estar jugando felices, pero al ver entrar a su madre en la habitación, eran un 99,9% más propensos a empezar a llorar, a liberar sus intestinos y a demandar atención inmediata. El 1% era un niño con problemas de visión que, una vez escuchó la voz de su madre, comenzó a tirar cosas y pidió un snack a pesar de haber comido».La falsa investigación indicaba que un niño puede llegar a comportarse hasta un 800% peor si la madre está presente, todo eso gracias a las feromonas. Según Dr. KP Leibowitz, supuesto autor de la investigación, “los niños huelen las feromonas de las madres y modifican su comportamiento. Esta es una reacción natural del cuerpo de una madre, pues la expele para que su hijo las respire y sepa que la madre está cerca de él y se sienta protegido y seguro”.
Las madres siempre piensan que ese comportamiento del niño se debe a que pasan más tiempo juntos entre ellos, porque quieren llamar la atención, porque le consientes más o porque como mamá siempre le vas a amar aunque armen el mayor berrinche del año. Ahora bien, como mamá, una es el puerto seguro para el chiquito, ellos se sienten más cómodos estando con una, saben que siempre vas a estar a su lado para ayudarlo y protegerlo. El vinculo emocional existente es realmente muy fuerte. hay un fuerte vínculo emocional entre tú y tu hijo.
No se necesita un estudio para saber que los niños se portan peor en presencia de las madres. Existen estas dos teorías al respecto:
- Confianza: tus hijos pasan mucho tiempo con vos, esto ha sido así tradicionalmente y todavía hoy en día sigue ocurriendo. Esto genera una confianza hacia la mamá mucho mayor que con cualquier otra persona de su entorno. Esta relación de confianza hace que relajen su conducta y, en ocasiones, den rienda suelta a sus emociones.
- Los niños demandan tu atención: tus hijos, sobre todo cuando están en edades muy tempranas, no quieren molestarte a propósito, no planean estrategias para sacarte de quicio. Ciertas conductas como llorar, patalear o gritar, no es otra cosa que una llamada de atención hacia la mamá. Necesitan de todo el cariño y afecto que puedas darle, incluso cuando le das mucho, ellos necesitan más.
La realidad es que los niños buscan consuelo y siempre lo buscarán en la madre, porque es allí donde encuentran ese abrazo cuando tienen una pesadilla, ese beso cuando se han caído o esas palabras de aliento cuando no han conseguido meter un gol. En los papás buscan otras cosas: diversión, explorar, juegos, experiencias, consejos. Las madres, en general, son esa protección que los niños asocian de forma innata con la supervivencia.