La Asociación Americana de Pediatría recomienda a los padres no dar miel de abeja ni sus derivados a los niños menores de un año, ya que este producto podría desencadenar una enfermedad que paraliza los músculos y que se conoce como botulismo en lactantes. Este tipo de botulismo es causado por una toxina que genera la bacteria Clostridium Botulinum, la cual se encuentra principalmente en la tierra. En el caso de los niños cuyas edades fluctúan entre los dos y seis meses, las esporas del botulismo llegan hasta los menores localizándose en su intestino, donde liberan la toxina lo que, en algunos casos, podría ser fatal.
Los síntomas más recurrentes son: párpados caídos, dificultad para succionar y deglutir, debilidad muscular, constipación, llanto débil y tono muscular deficiente, aunque también puede provocar serias complicaciones respiratorias derivadas del compromiso motor.
La flora intestinal que no está bien desarrollada en los niños muy pequeños puede hacer posible que esta bacteria oportunista colonice su intestino y provoque la enfermedad. Por eso le pedimos a los padres que eviten la acumulación de polvo en piso y muebles y que no unten el chupete en miel, Si bien los casos encontrados con esta patología son reducidos, los neurólogos infantiles sospechan que ha sido subdiagnosticada. La incidencia es baja, pero se cree que muchos niños tienen un cuadro de botulismo leve que no es detectado y que superan sin ayuda con el paso de los meses, lo cual, eso sí, puede acarrearles problemas en su desarrollo, ya que están en un período crítico de crecimiento.
Si el menor tiene un llanto disfónico, decaimiento y dificultad respiratoria, es fácil sospechar que se trata de una laringitis. Sin embargo, si el cuadro estuviera relacionado con botulismo y no con un cuadro bacteriano o viral, habría una complicación adicional al tratar al lactante con antibióticos, ya que éstos destruyen la bacteria y liberan la toxina. También se piensa que otros niños son diagnosticados como neuropatías, ya que pierden sus reflejos, pero en realidad se trataría de botulismo.
Lo más importante es que se tomen las medidas de resguardo con los menores, que incluye evitar el polvo, tierra y suciedad, ya que en ella se encuentra la espora de la bacteria, y limitar el uso de miel antes del año de vida.
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