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¿Por qué el autoconocimiento es importante en los adolescentes?

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El autoconocimiento es esencial para pasar de la adolescencia a la edad adulta.Para los adolescentes, llegar a la madurez y ser adultos pasa por el encuentro de sí mismos. Ellos ven el camino del autoconocimiento como el proceso mediante el cual se convertirán en la clase de persona que quieren ser; esto es, pensando en su futuro y en qué caminos tomarán para conseguirlo.

Este proceso no sólo pasa por elegir la profesión o el trabajo que les gustaría desempeñar, o sobre si les gustaría casarse o tener hijos. Es un proceso complejo en el que tratan de responder a varias preguntas, de encontrarse a sí mismos: han de determinar, desde su perspectiva, cómo ver la vida.

Muchas de estas preguntas son:

• ¿Cuál es mi propio valor?
• ¿Qué valor tienen los demás?
• ¿Cuál es la función del amor en mi vida?
• ¿Qué es bueno y qué es malo y cómo puedo determinarlo?
• ¿Merece la pena ser honesto, amable, paciente…?
• ¿Cómo es mi vida conectado con el mundo y dónde está mi sitio?

Como padres, podemos llegar a pensar que los adolescentes no tienen la capacidad para pensar en temas tan trascendentales, lo cual es parcialmente cierto: si bien por falta de experiencia vital no llegan a formulárselas de forma directa, saben que dar respuesta a estas es fundamental para descubrirse y autoconocerse.

¿Cómo van aprendiendo las respuestas a estas preguntas?

Los adolescentes buscan guías para enseñarles. Pueden ser sus padres, abuelos, hermanos, tíos, o cualquier persona con la que tengan relación, tales como profesores, vecinos o entrenadores. Para que la relación funcione, la relación entre el guía y el adolescente ha de ser recíproca; estrellas de cine, del deporte o de la música, o cualquier relación no bidireccional no produce los resultados esperados para el adolescente en dicho proceso.

El papel de estos guías es el de enseñar al adolescente cómo responder a estas preguntas en el contexto de la vida real, sirviendo de ejemplo con su comportamiento. Por este motivo, resulta imprescindible que los adolescentes cuenten con un grupo de adultos adecuados para poder elegir un posible referente. Los adolescentes tienen, por norma general, más de un guía, y van cambiando a lo largo de esta etapa. Por ejemplo, entre los 13 y los 15 años, tienden a buscar guías que les ayuden con preguntas básicas relacionadas con su desarrollo físico, emocional, cognitivo, social y moral. Después, entre los 16 y los 18, las preguntas adquieren complejidad, estando influenciadas por la información que han asimilado durante los primeros años. Por último, aquellos entre los 19 y los 22 años, consolidan toda la información adquirida y buscan guías que puedan ayudarles en su objetivo: encajar con el tipo de persona que desean ser, y vivir de la manera que desean.

No podemos olvidar los casos de adolescentes que no maduran, o que se comportan como tal siendo ya cronológicamente adultos.

Las causas más comunes suelen ser:

• Que no están buscando guías porque están tan cómodos que no quieren madurar más.
• Ausencia de relaciones suficientemente cercanas y/o recíprocas con los guías para entender bien qué está pasando.
• Que no están consolidando la información que ellos han aprendido del guía y, por lo tanto, no pueden avanzar y tratar con temas más complejos.
• Que han aprendido de sus guías comportamientos que no se corresponden con la vida de un adulto.

Una adolescencia feliz y productiva se basa en la paternidad proactiva para anticipar el desarrollo del niño y planear para evitar los problemas más habituales. Los padres pueden aprender más sobre este proceso antes de la adolescencia y posicionarse para ser los guías principales. Y, si los niños no quieren a sus padres como guías, los padres pueden apoyar relaciones cercanas y recíprocas entre el niño y los abuelos, tíos, amigos de la familia, y otros para controlar más el tipo de guías disponibles. Con información sobre el desarrollo del niño y los procesos, los padres pueden equiparse con las herramientas efectivas para superar la transición entre la infancia y la edad adulta.