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No existe la mamá perfecta

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Actualmente, una de las contradicciones más importantes que enfrentan las mujeres es la idealización de la maternidad. Ésta sigue siendo concebida como un estado ideal de realización absoluta y de completa felicidad. Tal idealización, no hace más que hacernos sentir siempre en falta, y es cierto. Una mujer que aborda la maternidad, trabaja y quiere fomentar un buen vinculo con su pareja, cultivar amistades y desarrollarse como persona en todos sus aspectos, pero ciertamente estará renunciando a algo también, porque no se puede hacer todo y perfecto.

La concepción del “no todo” está mal vista en la sociedad actual, la cual nos impone la necesidad de éxito y felicidad, y nos muestra el espejismo de lo absoluto. Un reflejo de ellos es la publicidad: creemos que podemos estar físicamente impecables, tener la casa perfecta, el trabajo exitoso, la pareja en su mejor momento, y los hijos con sus necesidades cubiertas, prolijos, correctos, amorosos, bebés que duermen horas y horas sin problemas, sin llantos ni berrinches.

No existen las mamás perfectas, siempre dispuestas y sonrientes, impecablemente vestidas…así no son las maddres de la vida real. Ser mamá implica renuncia, genera desencuentros en la pareja, cansancio y agotamiento. Con la llegada de un hijo (ni hablar si se tienen mas…), una mujer se enfrenta con lo mejor de sí misma, pero también con sus temores, su historia familiar y sus aspectos insconscientes no elaborados.

Hoy en día, es cada vez más frecuente la llegada a hacer terapia de mujeres desbordadas por todo los que les produce el nuevo rol. Algunas experimentan culpa por esto, sintiéndose malas madres. Confiesan haber padecido o estar padeciendo depresión, stress, angustia y frustración. Esta situación es producto de una sociedad que demanda 2 clases de mujeres a la vez : una mujer madre, dispuesta a entregarse a sus hijos y al hogar, y otra que deba cumplir con las exigencias del mundo laboral, estéticas, económicas y personales. Esta contradicción es muy violenta para el psiquismo de la mujer que enfrenta hoy un profundo problema de identidad porque desde el punto de vista profesional y estético, la maternidad es una incomodidad. Y, desde la otra perspectiva, la dedicación a un trabajo, al crecimiento profesional y a los aspectos personales lleva a la mujer a “ausentarse” de sus funciones maternales.

Sin embargo, en estos últimos años, la voz de la mujer se está haciendo escuchar con la aparición de libros y series que, a través de la ironía y el humor, intentan generar la identificación entre ellas desde un lugar anti-heroico de la maternidad y la vida familiar. Esto al menos da un alivio, porque podemos identificarnos con la falta del otro y el ideal de lo absoluto comienza a verse como una verdadera fantasía.

Para que la maternidad sea una experiencia más gratificante, en principio debemos saber que los hijos demandan límites, que educar y formar a un ser humano no es nada sencillo, pero que pese a las dificultades, lo importante será transmitirle a nuestros hijos todo el amor que por ellos sentimos, con abrazos, besos, escuchándolos y poniendo límites cuando sea necesario.

Hombres y mujeres debemos preguntarnos qué lugar se le está dando hoy a la crianza de los chicos, a la vida familiar, y al lugar de la mujer en la sociedad. Sino, corremos el riesgo de sentirnos en falta toda la vida, sin comprender que no hay otro modo de transitarla que no sea con dificultades y renuncias. El resto es un espejismo que alimenta la trampa de lo perfecto y nos somete a mandatos imposibles de sobrellevar poniendo en riesgo nuestra salud física y mental.

La maternidad REAL es maravillosa, es un acto de amor, de esfuerzo y renuncia, pero de gratificaciones y crecimiento personal. En el mejor de los casos, se tratará de encontrar un equilibrio que nos permita vivirla de un modo más ameno y disfrutar de nuestros hijos, de cómo van creciendo y madurando con el paso del tiempo.