Estudios científicos demostraron que los chiquitos de 3 años que se acuestan tarde con frecuencia, en su futuro sufrirán problemas en materias como: matemática, lectura y conciencia espacial. Su capacidad cerebral de aprendizaje se verá seriamente comprometida.
No se trata simplemente que, por dormirse tarde los papás no podrán leerles cuentos o cantarles canciones, sino que estarán mirando más televisión, más conectados a la compu o celulares. La falta de sueño y mantener un orden en los horarios de descanso, puede alterar los ritmos naturales y afectar la manera en la cual el cerebro incorpora información nueva.
Los horarios erráticos son más comunes cuando los niños tienen enre 3 y 4 años (1 de cada 5 se va a dormir a diferentes horas). Las evaluaciones científicas establecieron un vínculo clínico y estadístico muy claro entre horarios irregulares para acostarse y los problemas de los pequeños, resultado del cambio en sus ritmos circadianos, debidos a que la falta de sueño afecta el desarrollo del cerebro. Cuando se acercan a los siete años, la mitad se acuesta casi todos los días a la misma hora (entre las 19:30 y las 20:30).
Establecer una buena rutina para dormir en los primeros años es lo mejor, pero nunca es tarde para lograr la rutina y adaptarse a esa buena costumbre que trae grandes beneficios. El mensaje que dejan estos estudios científicos es que la rutina parece ser realmente importante para los niños. Por otra parte, aclaró que no hay evidencia que indique que ponerlos a dormir mucho antes de las 19:30 tenga beneficios para el cerebro.