La vida de una primeriza es caótica durante cierto tiempo. Nuestro cuerpo está sufriendo, experimentamos emociones nuevas y tenemos un gran reto por delante. Cuando todo es nuevo para nosotros, puede haber un caos. Esta vez no solo se trata de dar amor y ser feliz, este pequeño nos necesita de muchas maneras. Poseemos su fuente de alimento, somos sus maestras, cuidadoras y, también enfermeras. Si de por sí en esta etapa muchas veces suele ser dificultoso el cambiar los pañales, mejor ni imaginar lo que es sanar esa pinza en el ombligo de un recién nacido.
Cuidar a un recién nacido puede convertirse en un reto cuando no tenemos experiencia. Ante la delicadeza del bebé, podemos cometer errores de muchas maneras, por ejemplo, en la cura del ombligo. Ésta, es una tarea que solo se realiza una vez y que, después que haya sanado, no tendremos que volver a hacerlo. La mayoría de las madres adquieren su experiencia en este tipo de curas con su propio bebé. Sin embargo, se cree que es algo que nunca hacen solas; es decir, siempre se recibe indicaciones de alguien con más conocimiento. Pese a ello, la persona que nos da instrucciones, podría haber cometido errores también.
Una situación adicional con la cual lidiar es que a veces nos llegan consejos obsoletos. Así es como lo hacía la abuela y mi madre lo repitió, pero el pediatra me ha dicho algo distinto. Antes, se usaban una minifajas de algodón que se dejaban puestas hasta que secara el ombligo. También, se empleaban productos que ahora no son nada recomendados. Lo cierto es que cuando somos primerizas nos convertimos en blanco fácil. Todos creen tener el consejo correcto, pero todos podemos equivocarnos. Nos toca evaluar la idea más conveniente, aprender en el proceso y estar atentas por si algo no sale como esperábamos. Muchas mamás también reciben instrucciones de cómo curar el ombligo de sus bebés cuando salen del Sanatorio u Hospital. El problema es que les dicen qué deben hacer, pero nunca lo que no deben.
El algodón es un producto muy utilizado en la cura de lesiones y otros procedimientos de tipo médico. Sin embargo, el mismo no se recomienda para curar el ombligo porque este puede dejar fibras que pueden terminar causando algún tipo de infección. Lo ideal para realizar este trabajo son las gasas estériles; son suaves, seguras y no liberan residuos.
La vía principal para que el ombligo del bebé sane completamente, es que este permanezca seco. Por lo tanto, se debe evitar que la humedad se mantenga en él. En tal sentido, no conviene empapar demasiado con alcohol la gasa, y tampoco se debe dejar puesta sobre el ombligo. Comúnmente, dejamos la gasa humedecida sobre el ombligo al terminar la cura, pero esto es un error, porque se recomienda alejar la humedad de la zona.
Para obtener mejores resultados, es recomendable curar el ombligo por lo menos 3 veces al día. Por lo general, realizamos la cura después del baño del bebé y lo dejamos así hasta el día siguiente. Sin embargo, es preciso recordar que podría contaminarse con la orina o las heces, puesto que el pañal está muy cerca.
No todos los productos antisépticos son adecuados para realizar la cura del ombligo del bebé. Por lo tanto, el principal producto recomendado para este fin es el alcohol 70% de volumen. También, se puede usar clorhexidina siempre y cuando sea indicada por el pediatra. Nunca se deben usar químicos con colorante, por ejemplo el mercurocromo. Esta sustancia o el yodo, son contraindicados para esta cura porque pueden ser absorbidos por la piel y causar problemas en la tiroides. De igual manera, los antisépticos con colorante, están asociados al desarrollo de eccemas.
Además de ser una costumbre antigua para la cura del ombligo, también se mantiene su uso con la intención de evitar rozaduras. Debido al lugar donde se encuentra la cura, esta termina coincidiendo con la altura del pañal, por eso se debe tener cuidado. Sin embargo, no es aconsejable que coloquemos una venda. El ombligo sanará mejor destapado, porque algún artículo de tela puede atraer alérgenos y humedad. Tampoco se recomiendan las fajas porque podrían ser molestas para el bebé o causar presión que le impida respirar bien.
Por momentos, podemos creer que ya está curado porque se ve seco. Sin embargo, podría estar sujetado lo suficiente como para provocar una hemorragia si terminamos tironeando del mismo. El ombligo se caerá por su cuenta, sin que tengamos que intervenir, solo cuando esté listo. Asique, bajo ningún motivo debemos intentar retirarlo antes.
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