Dejar que los niños se ensucien les ayuda a construir y fortalecer su sistema inmunológico y reducir sus posibilidades de desarrollar enfermedades crónicas, como el asma…
En la mano hay una comunidad de bacterias y microorganismos. Las manos son el principal vehículo para propagar enfermedades al tener condiciones de humedad, temperatura y áreas sebáceas que permiten a los gérmenes formar colonias de hasta 128 millones de miembros en sólo 24 horas y transmitirse a otras personas con un simple saludo. Se estima que en un cm2 de piel viven 108 tipos de microbios. La mayoría son inofensivos y estos a su vez compiten con los que pueden causar daño. Por eso, el alcohol en gel no es la mejor opción, al exterminar estas colonias… Pero puede ser el mal menor si se busca desinfectar en cierto ámbitos. Y cuando se matan los “microbios” buenos, los “malos” dejan de tener competencia.
Lo ideal para lavarse las manos es el jabón común, y antes de cocinar es algo que por ley deben hacer todos los que trabajan en la alimentación, igual que tener las uñas cortas, no usar anillos y demás. Pero peor son los jabones antibacteriales. Y doblemente peor en niños. Dejar que los niños se ensucien les ayuda a construir y fortalecer su sistema inmunológico y reducir sus posibilidades de desarrollar enfermedades crónicas, como el asma.
Es importante lavarse las manos. Es crítico durante la temporada de gripe y especialmente si visita a alguien en el hospital. El problema es – al menos en Occidente – los padres han tomado el negocio de mantenerse limpio demasiado lejos. La nueva ciencia demuestra que destruir micro organismos con nuestros desinfectantes para manos, jabones antibacterianos y dosis descomunales de antibióticos está teniendo un impacto profundamente negativo en el sistema inmunológico de nuestros niños.
La profesora asistente de la Universidad de Calgary, junto con su co-autor, el microbiólogo Brett Finlay, argumentan que estamos criando a nuestros hijos en un ambiente más higiénico que nunca. Dicen que exagerándolo de la manera en que estamos está contribuyendo a una serie de condiciones crónicas que van desde las alergias a la obesidad.
Cuando nacemos no tenemos microbios. Nuestro sistema inmunológico está subdesarrollado. Pero tan pronto como los microbios entran en la imagen, que ponen en marcha nuestro sistema inmune para funcionar correctamente. Sin microbios nuestro sistema inmunológico no puede combatir infecciones bien. No es sólo la presencia de estos microbios, sino lo que producen. Ellos producen moléculas y sustancias que interactúan directamente con las células del revestimiento en nuestros intestinos, pero también con las células inmunes que están en el otro lado del revestimiento en nuestras tripas. Literalmente, los entrenan.
Sólo al encontrarse con estas sustancias microbianas una célula inmunológica obtiene la información para hacer lo que se supone que deben hacer. Entonces estas células en nuestro intestino tienen la capacidad de transportarse a otras partes del cuerpo para hacer más entrenamiento.
La hipótesis de la higiene trata de explicar por qué las alergias, así como la obesidad y la enfermedad inflamatoria intestinal e incluso el autismo, estas son todas las enfermedades en aumento. Y esto no se explica sólo por los genes. Nuestros genes simplemente no cambian tan rápido. La investigación está demostrando constantemente que son estos cambios en la exposición temprana de la vida a los microbios que están conduciendo el aumento de estas enfermedades. La falta de exposición microbiana temprana en la vida que es necesaria para que nuestro sistema inmunológico sea entrenado correctamente y eventualmente sea capaz de evitar el desarrollo de estas enfermedades.
Pero lo que esto sugiere es que vivir en un ambiente que es menos limpio es realmente mejor. Lo mismo es cierto para poseer una mascota, específicamente un perro. Deje que su bebé juegue con seguridad con los perros.
La higiene es crucial para nuestra salud. No debemos dejar de lavarnos las manos, pero debemos hacerlo en un momento en que sea eficaz para prevenir la propagación de la enfermedad – antes de comer y después de usar el baño. En cualquier otro momento puede no ser necesario. Así que si su hijo está en el patio trasero jugando con la suciedad, no es necesario quitar esa suciedad. No hay ningún beneficio al hacerlo. Tiene que haber un equilibrio entre prevenir la infección, que sigue siendo una amenaza real en la sociedad, pero también promover esta exposición microbiana que es saludable.
¿Qué sucede con los antibióticos?
Los antibióticos son drogas maravillosas y son uno de los mayores descubrimientos en la medicina moderna. Tratan muy eficazmente la mayoría de las infecciones que hace sólo 100 años podrían matar a alguien. El problema -y es un gran problema- es que están diseñados para matar indiscriminadamente a los microbios, tanto buenos como malos. En vez de matar exactamente el bicho o bacteria que causa mal, los antibióticos actúan como una granada en el intestino. Los daños colaterales resultantes, especialmente cuando se administran antibióticos en los primeros años de vida, es que pueden eliminar los buenos microbios encargados de entrenar nuestro sistema inmunológico y otros aspectos de nuestro metabolismo.
No es sorprendente que tomar antibióticos durante la infancia se asocia con un aumento de asma, alergias y obesidad, por lo que son verdaderamente espada de doble filo. El mensaje es usar antibióticos sólo cuando sea necesario – durante una infección bacteriana. El problema es que son abusados por los profesionales de la salud y los pacientes. Se dan para las infecciones virales porque a menudo los síntomas entre una infección bacteriana viral son difíciles de distinguir así que hay una urgencia verdadera para las nuevas pruebas de laboratorio que pueden ayudar a un doctor prescriben mejor antibióticos.
El otro gran peligro con los antibióticos es que las bacterias se vuelven resistentes a ellos. La resistencia a los antibióticos es una de las mayores preocupaciones en la salud pública en este momento, ya que cada vez más “Superbugs” (aquellos que son resistentes a la mayoría de los antibióticos aparecen en los hospitales de todo el mundo). Debemos ser inteligentes acerca de los antibióticos, ya que pueden borrar nuestras buenas bacterias y, al mismo tiempo hacer que las bacterias malas más difíciles de tratar.
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