El chupete es muy usado por todas las mamás del mundo para calmar , serenar y tranquilizar a sus bebés y también para lograr que se duerman. Sin embargo, existen muchos pediatras que desaconsejan el uso de mismo porque consideran que el mismo puede ser vía de contagio de enfermedades o infecciones, ya que se cae al piso y el bebé lo toma, y se suele ensuciar y manchar. También, se dice que los chiquitos que son amamantados pueden terminar acostumbrandose al plástico y luego rechazar el pecho materno, algo que terminaría complicando la lactancia materna.
En realidad, hasta los 15-18 meses no hay evidencias de que el chupete cause al bebé algún problema médico, psicológico u odontológico. El chupete satisface la necesidad de succionar del bebé entre las horas de su comida y tranquiliza al chiquito más grande cuando tiene sueño.
Sin embargo, hay temas importantes a tener en cuenta tanto a la hora de comprarlos como de usarlos :
Existen bebés que se acostumbran al uso del chupete desde el primer día, otros durante el primer mes y otros recién a los 4 o 5 meses. Si hasta esa edad el bebé no lo ha usado, lo mejor es no ofrecérselo, ya que después será más difícil quitárselo. También hay bebés que aparentemente rechazan el chupete, y sin embargo luego sí aceptan otro modelo (por ejemplo el anatómico, o uno de tetina más grande o más chica). Por lo tanto, si el bebé llora mucho y no acepta el chupete, pueden probar con otro modelo. Después de saber cuál es el que le gusta a su bebé, conviene comprar varios (3 o 4) para tener para intercambiar cuando se caen o se ensucian o se pierden. No es aconsejable que el bebé tenga un único chupete, ya que si algún día ese se pierde o se rompe les será difícil reemplazarlo porque no querrá aceptar otro.
A la hora de comprar un chupete conviene buscar aquel que ofrezca la máxima seguridad y se adecue por su tamaño a la edad del bebé. Existen variedades para antes y después de los 6 meses, aunque más que la edad hay que tener en cuenta el peso del niño y la capacidad de su boca. Tiene que ser lo suficientemente grande como para que el bebe no lo trague.
En cuanto al material, los de silicona son más suaves y duraderos, no tienen olor ni sabor y al ser transparentes, permiten ver si la tetina está limpia. Otra ventaja es que no quedan pegajosos tras los lavados o hervidos intensos. Hasta los 6 meses deben lavarse con frecuencia para evitar infecciones, y a partir de esa edad, cuando el riesgo de infecciones es menor, pueden usarse los de goma.
Nunca hay que colgárselos alrededor del cuello con una cinta o cordón ya que esto puede causarles asfixia si se duermen o tiran fuerte de la cinta.Entre los 4 y 6 meses, cuando el bebé ya es capaz de sujetar objetos y hacer pinza con los dedos, puede llevárselo a la boca sin la ayuda de los adultos.
A partir de los 6 o 7 meses, el niño empieza a chupar otras cosas, y el chupete no es tan imprescindible para él. Lo normal es que abandone el hábito antes de los 2 años. Si la costumbre perdura y lo pide a todas horas, no conviene eliminarlo radicalmente, pero sí procurar que prescinda de él poco a poco.
A partir de los 8 y 10 meses el uso del chupete tiene que ser para ayudar al bebé a conciliar el sueño, pero no debe usarlo en forma permanente durante el día. A esta edad deberían dejarlos en un lugar accesible para que lo puedan tomar si lo necesitan, pero los papás no tienen que ofrecerlo todo el tiempo.
Igualmente, no debe convertirse en el medio habitual para calmar el llanto del bebé. Es preferible averiguar las causas de su malestar. Además, no se aconseja que se use para retrasar las comidas. A un niño que llora y reclama alimento no conviene “engañarlo” con el chupete.
Tampoco conviene endulzar la tetina con miel o azúcar, ya que pueden causar alteraciones del esmalte, la dentición y en el caso de la miel, trastornos intestinales. Por último, es importante recalcar que el chupete se usa en beneficio del bebé, y no para conveniencia de los padres. Debe ser él quien decida si quiere usarlo y cuándo.