Los hemangiomas o angiomas son vasos capilares que crecen de manera anómala en recién nacidos. Las células que lo conforman se multiplican, y en este sentido son tumores, aunque benignos. Son bastante frecuentes ya que afectan al 8% de los lactantes.
Existen varias teorías sobre la aparición de los hemangiomas. Algunos piensan que representan pequeños trozos de placenta implantada en la piel de los bebés, otros que representan una manera de suplir una falta de oxigenación (hipoxia) de los tejidos durante el desarrollo embrionario. No suelen verse al nacer, sino que aparecen a los pocos días de vida, cómo una mancha de color rojo intenso (por eso comúnmente también se les llama “frutillas”). Pueden aparecer en cualquier lugar, aunque son mucho más frecuentes en la cara. Luego crecen, abultándose durante los tres o cuatro primeros meses, momento a partir del cual el crecimiento se enlentece. Con el paso de los años van perdiendo color y aplanándose, hasta desparecer por completo. Este proceso de involución suele durar unos cinco o seis años.
No son hereditarios, son 3 veces más frecuentes en niñas, en bebés prematuros o en recién nacidos con bajo peso. Aún siendo benignos, dependiendo de lo grande que sean y de donde estén ubicados, pueden ser un problema no sólo a nivel estético, sino que pueden : dificultar la visión (cuando se localizan en párpados); la deglución (si aparecen en la boca), afectar la vía aérea e impedir la respiración, ulcerarse (provocando un dolor tan severo hasta el punto de impedir el sueño), ocupar el hígado o ser causa de un fallo cardíaco (por sobrecargar al corazón).
Aún en aquellos casos de hemangiomas que no suponen un riesgo vital o que no comprometen la función de ningún órgano, los hemangiomas son siempre desfigurantes y, si bien mejoran con la edad, en más de la mitad de los casos van a dejar inevitablemente secuelas inestéticas en forma de cicatrices, piel redundante, o en el mejor de los casos una alteración de la textura de la piel. Las consecuencias que pueden tener los hemangiomas en el desarrollo psicológico del niño son evidentes, sobre todo porque es en los primeros años de vida cuando desarrollan su imagen corporal.
Prevención, diagnóstico y tratamiento
En general los hemangiomas se diagnostican por su aspecto característico y por esta historia natural de crecimiento rápido e involución. No suele ser necesario realizar ninguna prueba de laboratorio o prueba de imagen especial (ecografías, resonancias) para diagnosticar un hemangioma. Durante años no ha existido un procedimiento médico efectivo y libre de riesgos para el tratamiento de los hemangiomas. Inicialmente, se solían tratar con radioterapia, hasta que luego se supo que los chicos bajo ese tratamiento luego desarrollaba cánceres de piel.
Durante muchos años se dejaron de tratar y se tomó una conducta expectante. En el 2008, se produjo de manera fortuita un descubrimiento : el tratamiento con propranolol, un fármaco utilizado para tratar la hipertensión. Aún se espera que se publiquen los resultados finales. Esta terapia constituye una verdadera revolución en este campo, ya que por primera vez vemos que los hemangiomas prácticamente desaparecen a los pocos meses de emprender el tratamiento. Los resultados son aún preliminares y confidenciales, pero podemos afirmar a partir de la experiencia acumulada en casos aislados y series de casos que el propanolol es efectivo en más del 90% de los casos.
No existe ninguna manera de prevenir el desarrollo de los hemangiomas. Lo que sí que podemos prevenir son sus secuelas. El propranolol, aunque parece funcionar en cualquier edad y estadio del hemangioma, parece ser más eficaz cuanto antes de inicie el tratamiento. Por ello, es fundamental que cualquier paciente con un hemangioma en sitios muy visibles, hemangiomas de gran tamaño o hemangiomas que puedan comprometer una función vital sean remitidos de manera inmediata al dermatólogo, para iniciar el tratamiento cuanto antes mejor.