En el tema de las siestas, como en tantos otros aspectos de la crianza de nuestros hijos, no podemos generalizar. Cada bebé es único y diferente. Algunos necesitan dormir más que otros, pero, lo que sí es fundamental para todos los chiquitos, es que puedan descansar durante el día. Tampoco existe una cantidad “ideal” o recomendada según la edad. El tiempo es el que cada bebé o chico necesita. Generalmente, los recién nacidos duermen casi todo el día y a medida que van creciendo y madurando, las siestas se vuelven más espaciadas. Es importante confiar en la capacidad de autorregulación del bebé y acompañar estos procesos sin interrumpir el dormir, ni intentar imponer patrones conductuales.
Que tengan un breve descanso durante el día mejora la memoria de los niños ya que, los pequeños recuerdan mejor lo que están aprendiendo si duermen la siesta. Es por ello que se recomienda que, todos los jardines maternales y jardines de infantes, desarrollen medidas para fomentar la siesta en edades tempranas. Si un bebé no descansa lo suficiente no va a estar regulado para poder enfrentar todos los desafíos diarios que conlleva conocer un mundo nuevo. Se mostrará irritable, enojado y con fastidio. En realidad, si trasladamos la situación a los adultos, a nosotros nos sucede lo mismo cuando no logramos descansar bien : estamos somnolientos, no rendimos en el trabajo y estamos de malhumor toda la jornada.
Cuanto más desregulado está el bebé, más le va a costar lograr relajarse y descansar. Para fomentar el sueño en los más chicos, lo ideal es siempre establecer una rutina para irse a dormir y tratar de respetarla todos los días para que nuestros hijos se acostumbren. De esta forma, les ayudamos a desarrollar hábitos de sueño saludables y poco a poco ellos solos irán regulándose y durmiendo más y mejor por las noches.
Por otra parte, además de que los descansos diurnos de los bebés son para nosotros una oportunidad para hacer todo lo que dejamos pendiente mientras estuvo despierto, también deberíamos tratar de aprovechar para ¡dormir nosotros a la par. Especialmente cuando el bebé es recién nacido y los padres tienen que despertarse reiteradamente durante la noche, sobre todo en el caso de las madres que amamantan. Es un tema primordial y fundamental que la mamá duerma siesta porque también necesita regularse. Una mamá de un recién nacido se adapta casi al 100% a las necesidades y los tiempos del bebé. Si la mamá no descansa lo suficiente, también va a estar más irritable y fastidiosa, y además de ser perjudicial para su propia salud, ella trasladará ese enojo e irritabilidad al chiquito.Es bien sabido que unareciente madre, ya de por sí conlleva una gran exigencia porque debe responder a la demanda de un bebé muy pequeño, y si a eso le sumamos que ella no estará descansada y regulada, su estado de ánimo será diferente y su disponibilidad hacia el niño será menor.
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