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Las relaciones sexuales durante el embarazo

relaciones sexuales durante el embarazo
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Con el bebé en camino la vida sexual de la pareja puede cambiar, pero si todo va bien, se pueden tener relaciones sexuales hasta el final del embarazo. Todavía existen muchos mitos que debemos desterrar.

Primer trimestre

En los primeros meses del embarazo, muchas mujeres lo evitan simplemente porque la novedad les abruma. A esto se suman los típicos problemas del principio, como el cansancio y las náuseas. Y otras muchas no conciben los conceptos de embarazo y sexo juntos (al menos, esto sucede en las primeras semanas). Muchas tienen miedo y creen que el sexo puede perjudicar el embarazo, y otras tienen la mente y la líbido puestas en ese bebé que crece en sus vientres.

Sin embargo, al principio de la gestación, los órganos de la pelvis están mejor irrigados, lo que es bueno para el deseo. Incluso muchas hasta llegan más fácil al orgasmo. Y, para aquellas parejas a las que les ha costado un tiempo lograr el embarazo, el sexo ahora es más relajado.

Segundo trimestre

Desde la semana 16 hasta aproximadamente la 30, muchas futuras mamás se sienten especialmente bien, ya que su cuerpo se ha acostumbrado a la nueva situación y se ha vuelto más femenino: el pecho crece, las formas se redondean más. Y la panza todavía es “manejable”. Todo ello suma buenas condiciones para el placer. Pero justo el día en que sienten por primera vez al bebé, crecen las dudas: ¿cómo recibe el pequeño el sexo? ¿Le molesta? También los futuros papás sienten tener a un “tercero” en la cama. A veces tienen la impresión de que ellas sólo se preocupan del pequeño y ellos han quedado relegados a un segundo lugar. Y a menudo sienten “impresión” por la pancita de su mujer y tienen miedo de hacerle daño al bebé.

El orgasmo femenino se produce en el útero y durante un breve tiempo la placenta proporciona menos sangre al bebé. Sin embargo, esto supone un entrenamiento para su circulación sanguínea y no es de ningún modo algo que pueda dañar al pequeño, que está protegido por el líquido amniótico y por la pared muscular del útero. Tampoco hay que tener miedo de que pueda resultar herido ya que el tapón mucoso cierra la entrada al cuello del útero e impide que el semen pueda llegar hasta allí.

relaciones sexuales en el embarazo

Tercer trimestre

Así como a muchos les da “impresión” y ven a su mujer embarazada solamente con ternura y no dejan espacio a lo erótico, no son pocos los hombres a los que, la panza de embarazada y el estado general de sus mujeres, los erotiza y mucho. A partir de la semana 30 será más difícil encontrar una postura en la que no se interponga la panza y suele ser más cómodo para la embarazada ponerse encima del hombre (sentada o tumbada) o que la penetración se haga desde atrás (esto es, tumbados con el hombre abrazando la espalda de la mujer o con la mujer a cuatro patas).

La cercanía corporal es especialmente importante durante el embarazo, lo que no significa que sea necesario siempre mantener relaciones sexuales. Las caricias, los masajes y los roces tiernos también cuentan.

Las contracciones uterinas que se producen con el orgamo son muy suaves y no pueden adelantar el parto. Aunque durante la eyaculación se segrega la hormona prostaglandina (que ablanda el músculo uterino y lo prepara para las contracciones), la cantidad es tan pequeña que no estimula las contracciones. El sexo antes del parto es un buen método para calmar al bebé, porque relaja y genera buen humor.

Hay riesgos que pueden hacer necesario renunciar a las relaciones sexuales:

  • Si el orificio uterino se abre antes de tiempo. No se trata de un riesgo en sí mismo, pero durante las relaciones sexuales se pueden producir infecciones que dañen la bolsa amniótica. Y esto puede dar lugar a un aborto o un parto prematuro.
  • En caso de amenaza de aborto o de parto pretérmino.
  • Si se sangra o hay manchas de sangre (puede o no ser grave pero indica que existe un hematoma y hay que ser precavidos)
  • Si se tienen contracciones antes de lo normal, que anuncian un parto prematuro.
  • Si han detectado algún problema en la placenta: insuficiencia placentaria, placenta previa.
  • En caso de riesgo de parto prematuro en los embarazos múltiples.
  • En caso de enfermedades como la diabetes, el asma o los problemas cardíacos.
  • Si el hombre o la mujer tienen alguna infección genital.
  • Si se produce una rotura prematura de la bolsa amniótica.