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La pancreatitis infantil

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El páncreas es un órgano que se encuentra en la zona abdominal alta, detrás del estómago. En él se producen sustancias químicas llamadas enzimas, que son necesarias para digerir la comida. La mayoría de las veces solo están activas después de llegar al intestino delgado. Cuando las enzimas se activan dentro del páncreas, digieren todo su tejido. Esto causa inflamación, dolor intenso en el abdomen y la espalda, sangrado, vómitos, fiebre, daño al órgano y a sus vasos sanguíneos. Esto es lo que se conoce como pancreatitis. En resúmen, este padecimiento tiene lugar cuando el páncreas se inflama. Esto produce mucho dolor y provoca un estado de irritabilidad en el niño. Se presenta de forma aguda e idiopática, es decir, puede durar poco tiempo y sin causa aparente.

La pancreatitis en los niños es una enfermedad capaz de ponerlos en una situación critica. Además de causar mucha molestia al pequeño, puede propiciar una serie de complicaciones a largo plazo si no es atendida y controlada a tiempo con un médico especialista.

¿Qué puede causar la pancreatitis en niños?

  • Tener un traumatismo en el vientre, como golpes, caídas, entre otros.
  • Anomalías congénitas en el páncreas.
  • Obstrucción del conducto biliar.
  • Infecciones virales, como paperas y virus de Coxsackie B.
  • Niveles elevados de grasa en la sangre, conocido como triglicéridos.
  • Efectos secundarios de medicamentos como anticonvulsivos, quimioterapia o algunos antibióticos.
  • Trasplante de órgano o médula ósea.
  • Fibrosis quística.
  • Diabetes tipo 1.
  • Glándula paratiroides sobreactiva.
  • Enfermedad de Cronh o algún trastorno en el que el sistema inmunitario ataca y destruye tejido sano del cuerpo por error.
  • Las infecciones por virus suponen un 40 % de los casos de pancreatitis en los niños.

La pancreatitis se presenta en diferentes tipos. La aguda, por ejemplo, tiene un inicio repentino y suele durar poco tiempo. La crónica se desarrolla gradualmente y reaparece. Aunque es muy poco frecuente en la población infantil, también puede tener lugar por carga hereditaria.

Si se sospecha de una pancreatitis, lo primero que debemos hacer es llevar al niño al pediatra para que este indique análisis de sangre de amilasa o lipasa. Estos estudios determinarán si las enzimas fabricadas por el páncreas se encuentran en concentraciones o niveles normales. Si los niveles de dichas enzimas son superiores a los valores normales, el pediatra probablemente solicitará una ecografía abdominal para detectar la posible inflamación, obstrucción o piedras en el conducto pancreático que conecta con la primera parte del duodeno entre otras anomalías. También, es recomendable solicitar una tomografía computarizada del abdomen, la cual utiliza rayos X y tecnología informática para producir imágenes más detalladas de los órganos internos del cuerpo.

Tratamiento

En muchas ocasiones, la pancreatitis mejora por sí sola. A veces, el pediatra recomienda una dieta baja en grasas y que el chico/a ingiera abundante cantidad de líquidos. Con ello, es menos probable que se irrite el páncreas y contribuye a que este se mejore con más rapidez. Los niños que presentan casos más graves de esta dolencia pueden terminar deshidratándose, así que lo más recomendable es que pasen un tiempo en el hospital bajo estricta observación. El tratamiento para ellos/as implica descansar el páncreas, y esto se logra con la administración de fluidos y medicamentos por vía intravenosa, sin que el pequeño ingiera ningún tipo de alimento.

¿Cómo diferenciar la pancreatitis del dolor estomacal?

La principal diferencia entre la pancreatitis y un virus estomacal u otra enfermedad del sistema digestivo es la intensidad del dolor abdominal. Los niños que son afectados por esta patología tienen unas fuertes punzadas en la parte superior del abdomen, las cuales dificultan que permanezcan de pie o sentados. A causa del dolor, los pequeños siempre tratan de adoptar una postura fetal para así sentir más comodidad y alivio. A partir del tercer día de enfermedad, las dolencias suelen intensificarse y el niño se pone muy irritable. Es allí cuando el apoyo de los padres y un buen tratamiento médico son necesarios para salir de ese incómodo cuadro de salud.

La pancreatitis en niños suele ser más frecuente de lo que se piensa. Por la razón que sea, esta se puede manifestar y afectar al pequeño de manera sutil o agresiva, por ello debemos estar muy atentos a los síntomas y recurrir al médico lo antes posible. Asimismo, debemos evitar la automedicación.

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