Según la Federación Mundial de Musicoterapia, esta se refiere al uso de la música o sus elementos, sonido, ritmo, melodía y armonía con un paciente o con un grupo, con fines psicoterapéuticos. Es decir, un musicoterapeuta cualificado puede promover la comunicación y las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión u otros objetivos, con la ayuda de la música. El fin de la musicoterapia es la prevención, el tratamiento y la rehabilitación para desarrollar potencialidades y restaurar funciones de los individuos. Satisfaciendo, así, necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas de niños y adultos. Y consiguiendo, de esta manera, una mejor integración intra e interpersonal, un mejor bienestar y, en definitiva, una mejor calidad de vida de las personas.
En la planificación de sus clases, los profesores pueden hacer uso de distintos recursos y recurrir a diferentes estrategias para conseguir mejores resultados educativos con sus alumnos. Así, una buena opción puede ser incorporar la música en los procesos de enseñanza-aprendizaje y, concretamente, la musicoterapia, para mejorar el rendimiento escolar de los estudiantes. Ahora bien, cuando hablamos de rendimiento escolar, no solo nos referimos a la adquisición de conocimientos y a las calificaciones que un estudiante puede obtener, sino que, además, nos referimos a su evolución en otras esferas como el aprendizaje de habilidades, destrezas, actitudes y competencias sociales e interpersonales, comunicativas y digitales. Como también a la gestión y control de las emociones, y la capacidad de resolución de conflictos.
Beneficios de la musicoterapia en el rendimiento escolar
- Controla el estrés y la ansiedad.
- Potencia la memoria.
- Facilita la expresión de sentimientos y emociones.
- Ayuda con la rehabilitación física.
- Promueve y mejora las relaciones interpersonales y la socialización.
- Aumenta la capacidad cognitiva y estimula el funcionamiento cerebral.
- Alivia dolores físicos.
- Regula el ritmo cardíaco, la circulación y la presión arterial.
- Ayuda a la concentración.
- Favorece la relajación y alivia tensiones.
- Permite la integración social y el desarrollo de conductas compensatorias.
- Promueve la creatividad y la recreación.
- Favorece el desarrollo de la motricidad gruesa y fina.
La musicoterapia y la acción de un musicoterapeuta pueden ser válidas para dar respuesta a una situación concreta. O también como una actividad regular incluida en la planificación escolar semanal.
Desde una perspectiva integral y holística, la musicoterapia puede ser incluida en el aula de la siguiente forma:
- Incorporar alguna vez por semana en las jornadas escolares sesiones de musicoterapia con instrumentos musicales. Así, los alumnos que saben tocar algún instrumento pueden llevarlo a clase y compartir y socializar con sus compañeros.
- Elegir, de forma conjunta y deliberada entre todos los alumnos, una música tranquila y relajante. El objetivo es escuchar una música agradable antes de comenzar un examen y conseguir relajarse y controlar niveles de nerviosismo.
- Utilizar la música cuando se realicen actividades o talleres grupales. Tanto como una herramienta de introducción de tareas o para romper el hielo y sociabilizar, o para generar un ambiente más divertido y lúdico.
- Incorporar técnicas de control de la respiración y relajación con música adecuada para este fin. Así, una buena idea es planificar periodos cortos de tiempo, al empezar o al finalizar la jornada escolar, en la que se desarrollen este tipo de sesiones.
Evidentemente, se deben considerar aspectos individuales y factores contextuales que puedan incidir y afectar en el rendimiento escolar de los alumnos, y para los que el uso de técnicas específicas de musicoterapia según problemas concretos pueden ser adecuados. Sin embargo, en términos generales, realizar sesiones con o de musicoterapia en clase con los alumnos de forma periódica puede ayudar en su rendimiento escolar y en su formación y desarrollo integral.