Los medios electrónicos y de comunicación se han convertido en herramientas fundamentales para el funcionamiento en la sociedad actual. Entre estos medios está la televisión que influencia a niños y adolescentes por medio de los dibujos animados. Para muchos de ellos, es una de sus principales fuentes de ocio, invirtiendo más de 20 horas de la semana. Así, en la actualidad existe mucho tipos de dibujos animados y canales especializados en los mismos. Como consecuencia, se ha creado una variedad de programas con influencia muy dispar.
La pantalla les presenta un mundo con formas de pensar y comportamientos variados, creando así diferentes tipos aprendizajes, tanto positivos como negativos. La televisión y, especialmente los dibujos animados, pueden informar, acompañar y entretener a los niños. Asimismo, pueden ayudar a satisfacer la necesidad de reducir tensiones, ser distracción y constituirse en una fuente de información. Por lo tanto, la influencia es innegable, pero esta se puede dar de una manera no deseada o inadecuada para los niños y adolescentes. Estos programas, junto a los factores individuales, tienen influencia en sus espectadores, y por ende, puede aceleran o retardan su desarrollo psicológico.
Algunos programas de televisión especializados para niños constituyen terrenos magníficos para el aprendizaje. Por el contrario, otros programas proyectan una concepción errónea de la vida y de las situaciones, sin tener en cuenta características mencionadas. Esto se da, ya que desafortunadamente lo único que les interesa a los productores es que se enganchen y sigan viendo su programa. Quieren llamar la atención sin tener en cuenta las consecuencias.
La violencia es uno de los aspectos más relevantes y preocupantes que se muestran en los dibujos animados. Como es conocido, en muchos de ellos hay presencia de violencia verbal o física. La cual, usan en varios de los casos, como la manera de conseguir el objetivo que quiere el protagonista. En este aspecto se pueden incluir escenas de destrucción o lesiones físicas o psicológicas a personas, cosas o animales. Por lo tanto, la violencia presentada en estos programas tiene un impacto a nivel cognitivo, afectivo y conductual. Esto se debe, a que la mayoría de niños, tienen tendencia a imitar las acciones que desarrollan los personajes de sus dibujos animados favoritos. De esta manera, los niños pueden ver validada en la pequeña pantalla la idea de que la violencia es un medio instrumental válido para conseguir aquello que desean. En este sentido también, los dibujos animados pueden normalizar ciertas conductas o actitudes hacia ellos mismos o los demás, creando y aceptando así una cultura en la que la violencia tenga cabida.
En general, se ha encontrado que los efectos psicológicos de los dibujos animados pueden ser tanto positivos como negativos. Por lo tanto, es importante resaltar la necesidad que el consumo de los mismo sea controlado y supervisado por los padres. Entre los aspectos que se han encontrado relevantes, los niños pueden iniciar la búsqueda de sus emociones y sensaciones, aumentar la capacidad imaginativa y creativa. Pero también pueden generar o aumentar la ansiedad y la agresividad en las relaciones con otros. Respecto a las emociones, se ha encontrado alta incidencia de bronca o enojo después de haber tenido contacto con los dibujos animados. De igual manera, el miedo puede tomar protagonismo en los niños después ver estos programas.
Se pueden relacionar con tres tipos de comportamientos:
Es importante indicar que estos comportamientos tienen una estrecha relación con los dibujos animados que tiene mucho contenido violento.
El método de aprendizaje por modelado se enfoca en la observación de comportamientos y sus consecuencias. Esto ocurre con modelos en la vida real, pero también con modelos en la ficción. Así, el modelo para un niño puede ser otro «niño animado» que gracias a las estrategias de acoso y violencia consigue ser el «rey de su clase». Por el contrario, también puede serlo en negativo, ese mismo niño que es aislado y censurado por el grupo cuando intenta hacerse el «rey de la clase» utilizando las mismas estrategias. En el modelado es importante el comportamiento del modelo, pero no lo son menos las consecuencias que se deriven del actuar de ese modelo. Por la acción de este tipo de aprendizaje, con la exposición a modelos de ficción, el espectador puede aumentar su repertorio de conductas de afrontamiento. Así, los dibujos también pueden ser un influencia extraordinaria cuando el hilo entre acciones y consecuencias es coherente con aquello que queremos que los niños aprendan.
En resúmen: los dibujos actuales poco o nada se parecen a los de otras épocas. La calidad de las animaciones es mucho mayor y la oferta es inmensa. Además, gracias a las plataformas de pago un niño puede ver dibujos a cualquier hora. Por lo tanto, es responsabilidad de los padres controlar lo que ven y canalizar aquellos conocimientos que se pudiesen derivar de ellos. Asimismo, hay que resaltar el papel de toda la familia de directores, guionistas, educadores, distribuidores y padres en un trabajo conjunto para sacar de la cartelera aquellas animaciones que sean inapropiadas o en las que se refuercen comportamientos que no queremos que los más pequeños reproduzcan.
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