Es muy común que los chicos alguna vez a lo largo de su infancia, padezcan de indigestión. La misma consiste en tener una sensación de malestar en la parte superior abdominal y sucede después de haber comido mucho, o de haberlo hecho de manera rápida y nerviosa. También se da cuando uno come a las apuradas, estresado, estando parado o moviéndose de un lado a otro. No siempre se la relaciona con una mala calidad de los alimentos pero comer en exceso alimentos muy azucarados, fritos, muy salados y de grasas trans, agrava el cuadro o lo acelera. Las gaseosas, tan consumidas por chicos en edad escolar, aumentan el azúcar y la concentración en el intestino y pueden provocar un cuadro de indigestión.
La indisgestión (también conocida como empacho) es más frecuente en aquellos chicos que no tienen problemas a la hora de comer y que suelen probar diferentes tipos de alimentos. Por eso,poder supervisar la cantidad y calidad de los mismos es una tarea de la cual los padres o tutores no deben desligarse. No siempre resulta ser una tarea sencilla ya que los chicos suelen ir a cumpleaños, a casas de amigos, etc. , pero en la medida de lo posible, y sin entrar en una paranoia que derive en una contínua prohibición (que podría generar el efecto contrario), es importante estar atentos.
Los niños (al igual que los adultos), pueden tener 2 clases de indigestión: la SECA, que se caracteriza por presentar estreñimiento y fiebre y la AGUDA, que se caracteriza por presentar diarrea y el niños suele tener mucha sed y dolores fuertes de estómago.
En lo que respecta a los sintomas, no sólo el dolor estomacal es indicador de un empacho. También puede suceder que el chico esté pálido, que transpire, que padezca náuseas o tenga ganas de vomitar, que sienta pesadez en el estómago, dolores de cabeza, entre otros. Dependiendo del grado de indigestión, los síntomas pueden ser más severos o más leves. Cuando es leve se suele sentir pesadez de estómago, gases y rechazo absoluto por la comida. Si es severa, el niño puede presentar náuseas, vómitos, dolor de cabeza e incluso diarrea.
Prevención y Tratamiento
- No dejar que los chicos coman en exceso y en forma diaria alimentos como caramelos, chocolates, snacks, frituras o del tipo fast food.
- Evitar las bebidas gaseosas (especialmente las azucaradas) y las comidas muy condimentadas. El exceso de sal es, además, muy contraproducente para la salud en general.
- Averiguar cuáles son los alimentos que empachan a nuestro hijo y evitar que los consuman o que sólo lo hagan en ocasiones especiales y en poca cantidad.
- No obligar a que el niño pruebe toda clase de comidas
- Si el pequeño es de los que disfruta comiendo, lo ideal y aconsejable es servir la comida en un plato pequeño o en todo caso, que las porciones sean chicas.
- Evitar que el niño se sirva la comida por su cuenta, sin supervisión alguna.
- Acompañar las comidas con agua mineral sin gas, no con soda ni agua con gas, y menos con jugos azucarados y gaseosas.
- Enseñarle a comer despacio y a masticar bien los alimentos.
- El ambiente al momento de comer debe ser relajado. Es importante no tener al alcance elementos de distracción como celulares, ipads, la TV o muchos juguetes sobre la mesa.
- Una vez finalizada la comida, evitar que el chico realice una intensa actividad física. Lo aconsejable es elegir juegos tranquilos para que así haga una buena digestión.
- No almorzar o cenar rápido y unos minutos antes de acostarse. Lo recomendable es que pase al menos una hora y media entre la cena y el momento del descanso, sea una siesta o el sueño nocturno.
En lo que respecta al tratamiento, en general los sintomas desaparecen, aproximadamente, en 12 horas.
Igualmente, se pueden llevar adelante ciertas medidas:
- Justamente por ser una complicación estomacal, no conviene que ingiere medicamentos (salvo que el médico lo indique), ya que éstos pueden incrementar el dolor.
- Es recomendable que el niño beba mucha agua, de a pequeños sorbos, aunque no tenga ganas, porque es la forma de evitar que se deshidrate, algo que puede suceder si existe diarrea y vómitos.
- No forzarlo a comer si no tiene ganas. Cuando así lo quiera, él mismo dirá que tiene hambre. Debe comenzar comiendo comidas ligeras, como el arroz hervido y zanahorias o un caldito, y en poca cantidad. A medida que se vaya recuperando, se pueden ir incorporando alimentos livianos.
- Masajear la zona abdominal con suaves movimientos, o aplicar calor local con paños o una bolsa de agua.
- Evitar comidas y/o bebidas irritantes como: café (cafeína), gaseosas, chocolate, frituras, pastas, panes blancos, cítricos, alimentos con alto contenido en grasas.
En caso de que transcurran 24 horas sin tener evolución, consultar de inmediato con el pediatra.