Existen varias formas de maltrato infantil : el físico (el más conocido y en muchas casos pareciera ser el único que es relevante), el sexual (absolutamente aberrante), el emocional (afectar psicológicamente y desvalorizar al niño mediante expresiones que con el transcurso del tiempo generan un alto impacto negativo en la autoestima). Sin embargo, también hay otra clase de maltrato : la INDIFERENCIA. Más de uno habrá escuchado alguna vez en su vida : “la indiferencia , mata”. Para muchos, semejante afirmación es exagerada, pero la realidad es que NO lo es. La caricia, ya sea física, verbal o gestual es un reconocimiento de que estamos vivos. La indiferencia nos hace sentir que NO existimos. Por lo tanto, ¿hay algo que no sea tan tremendo como no sentir nuestra propia existencia?
¿Qué sucede cuando ignoramos a los niños?, ¿qué ocurre cuando los niños pasan desapercibidos o son tratados con indiferencia? La indiferencia produce el mayor daño en la persona, aboca al abandono, uno de los sentimientos más desgarradores para el ser humano. Gracias a las caricias nos sentimos vivos y sentimos el mundo que nos rodea, vamos forjando la personalidad que algún día nos caracterizará como adultos. Según la teoría del Análisis Transaccional, “del mismo modo que el hambre o necesidad de alimento es saciada con comida, para subsanar la necesidad de estimulación es necesario, e incluso imprescindible, que la persona sea tocada y reconocida por los demás”.
¿Qué ocurre cuando los niños son tratados de forma indiferente?, ¿qué sucede con los niños que se encuentran con adultos cuyo compromiso educativo es bajo?, ¿qué actitudes y/o conductas desarrollan? Aquí tenemos algunos consecuencias:
- Baja autoestima
- Obediencia nula a normas elementales
- Baja empatía y poca tolerancia a la frustración
- Baja sensibilidad emocional ante las necesidades de los otros
- Excesiva vulnerabilidad a los conflictos personales y sociales
¿Qué ocurre cuando los niños reciben maltrato verbal o caricias negativas? ¿Qué actitudes y/o conductas desarrollan? Podemos destacar las siguientes según Unicef (Guía “El Maltrato deja huella):
- Extrema falta de confianza en sí mismo
- Exagerada necesidad de ganar o sobresalir
- Demandas excesivas de atención
- Mucha agresividad o pasividad frente a otros niños
- Conductas extremadamente adaptativas (demasiado adultas) o conductas demasiado infantiles y estereotipadas (mecerse constantemente, chuparse el dedo)
Con el paso de los años, la necesidad de contacto físico cambia y se transforma en necesidad de reconocimientos verbales (elogios, palabras positivas, asentimientos, aprobaciones…) y gestuales (sonrisas, miradas cómplices de positividad…) El chico se siente aceptado y sabe que se valoran sus aspectos positivos, si educamos desde el amor y la asertividad todo es más fácil, tanto para ellos como para nosotros, padres y/o maestros.