Muchas mujeres no consideran que los cursos de preparto puedan ser útiles, pero uno de los temas que se suelen conocer y aprender en estos cursos es a cómo respirar en el momento del parto y mientras estamos teniendo las contracciones.
La respiración durante el parto es fundamental, ya que ayuda a liberar a la hormona oxitocina que es la responsable de dar comienzo a las contracciones. Es necesario que la oxitocina se libere en grandes cantidades para favorecer la dilatación y por ende, el parto. Por ello, aprender a respirar debe ser una de las principales tareas a aprender durante el embarazo. Además, sabiendo respirar como “corresponde” en estas circunstancias, tenemos la ventaja de poder aplacar el dolor del momento en el que la contracción llega y transitar esos segundos sin ponernos nerviosas, ni alterarnos.
Tipos de respiración
Respiración del vientre: Si las contracciones aún son suaves, podés aplicar este tipo de respiración acostada, sentada sobre las rodillas o de pie. Inhalar de manera lenta y profunda por la nariz, expandiendo el vientre. Aguantar un momento la respiración y al llegar al punto máximo de inhalación, inicia una exhalación profunda y audible. Repetirla hasta que la contracción desaparezca. Si se realiza bien notarás una ligera presión en la vagina y, esto quiere decir que el suelo pélvico se está relajando.
Respiración jadeante: Se recomienda aplicar este tipo de respiración cuando las contracciones sean más intensas. Inhalar una buena dosis de aire y luego exhalar durante siete resoplidos, si se quiere, acompañándolo con sonidos (“Ufffff”).Cuando se jadea al exhalar, se “abre” la cavidad abdominal y aumenta la presión en la boca del útero, lo que estimula la segregación de oxitocina.
Respiración con movimientos de pelvis: Podés elegir usar esta respiración en posición de 4 patas o estando de pie. Consiste en acompañar la exhalación de resoplidos con movimientos de la pelvis, hacia adelante y atrás o hacia un lado y otro. Así soltás los músculos del vientre y de la pelvis. Con con este ejercicio la circulación sanguínea de la parte baja del cuerpo mejora. Los últimos 2 centímetros de la dilatación son los más dolorosos, por ello muchas mujeres gritan o lloran durante este fase del trabajo de parto pero no suele ser como lo muestra Hollywood en sus películas. Todo dependerá de la tolerancia al dolor que posea cada mujer y de cómo logre contraolar y manejar la respiración. Lo aconsejable es tratar de no gritar para no perder concentración y porque al hacerlo, sólo potenciamos el dolor que sentimos, el cual, por suerte durará unos segundos.
Cuando el cuello está totalmente dilatado y comienza la fase de expulsión, inspirar y expirae empujando suavemente al compás de cada contracción. Hay que ser consciente de la respiración y enviar su energía hacia el suelo pélvico para poder pujar con fuerza. De esta manera, ayudamos al bebé para nacer. Una vez que el bebé nazca, hay que expulsar la placenta. Aún sse sienten ciertas contracciones, pero son molestas, no dolorosas. En este punto, ya hay que respirar de manera respira lenta y profunda. En poco tiempo, estarás respirando de manera habitual y lista para tener al bebé en brazos.