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La importancia de la detección del TEA (Transtorno Espectro Autista)

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Desde el nacimiento que ya se pueden ir observando ciertas claves/pautas en el desarrollo del bebé, las cuales nos marcan si su crecimiento es normal.

Es importante el diagnóstico temprano, ya que la intervención en los primeros años de vida mejora notablemente el pronóstico.

  • Entre los 20 días y 3 meses los bebés comienzan a sonreir (sonrisa social). El chiquito sonríe ante los rostros que le son significativos y conocidos, su madre, su padre, sus hermanos, etc. Desde los primeros días el bebé establece contacto visual, aparece el interés por los rostros humanos.
  • Desde los 6 meses en adelante, lo usual y común es que responda a su nombre, que se ría o se de vuelta si lo llaman. Además, se espera que de a poquito vaya adquiriendo atención compartida, que logre realizar una actividad o un juego compartido con un adulto, buscando la mirada y completando acciones que el otro realiza.
  • Entre los 8 y 10 meses es normal que el bebé tema a los extraños.
  • Entre los 12 y 24 meses es esperable que el bebé vaya haciendo sus juegos algo más complejos, que sea curioso e investigue el entorno, que su habla comience a enriquecerse y que no sólo sume palabras sueltas sino que comience a armar frases, hacer pedidos y/o preguntas, etc.

Entre los 12 y 24 meses se puede prestar atención a algunos signos o señales de alarma :

  • El contacto visual del niño es insuficiente, no busca la mirada del adulto o la evade.
  • Si se observa una interacción social inadecuada, no demuestra interés por relacionarse con pares u otros adultos, se mantiene alejado realizando un juego solitario.
  • Comportamiento compulsivo: realizan una acción o un comportamiento una y otra vez (se ven impulsados por ejemplo a hacer girar un objeto o golpearlo).
  • Los interéses son restringidos o se limitan sólo a un número de cosas, puede pasar largos ratos realizando la misma acción por ejemplo, sin que otras cosas despierten su atención.
  • Si se observa un retraso en la adquisición del habla o el mismo consiste en repetir palabras persistentemente, pero que no se utilizan para realizar pedidos o no las utilizan de modo funcional.
  • No responde al llamado por su nombre, no acude ante ese llamado o no se dá vuelta cuando se lo llama.
  • Problemas de atención, no logra detenerse a realizar una acción o un juego, deambula por el espacio sin demasiado interés por el entorno.
  • Si se observa falta de empatía con el otro, no se muestra conciente por las emociones de los demás.
  • Ansiedad, el niño llora o se enoja ante cualquier cambio en las rutinas o en los ambientes.
  • Si aparece una marcada sensibilidad a los sonidos, se tapan los oídos o se esconden.

En resúmen, los signos tempranos para la detección del TEA se presentan en:

  • Alteraciones en la comunicación
  • Alteraciones en la interacción social
  • Presencia de conductas estereotipadas o restrictivas.