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El lento y defectuoso sistema de adopción en Argentina

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El sistema de adopción de Argentina es retrógrado y obsoleto. Existen más de 14.000 chicos que no viven con sus padres y que esperan un hogar. Cada año, el 27% egresa al alcanzar la mayoría de edad. Apenas el 7% se va adoptado por una familia.

¿Cuántos niños esperan ser adoptados en Argentina?

Según las estadísticas publicadas desde el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (DNRUA) para septiembre del 2023 en Argentina hay alrededor de 2.200 chicos en espera de ser adoptados. Se estima que más de 9.000 no cuentan con cuidado parental, es decir, se encuentran en hogares de protección.

Uno de cada 4 chicos sale del sistema sin encontrar una familia. Los que no han tenido la suerte de contar con el calor de un hogar y el amor familiar han pasado su infancia y la adolescencia esperando. Cada día, cada mes, cada Navidad, cada cumpleaños, esperaron que alguien los viniera a buscar para llevárselos a su casa y darles una familia. Pero eso nunca ocurrió. Y un día les dijeron que, como cumplían los 18 años, debían dejar el hogar en el que habían crecido. Entonces tuvieron que salir, así de huérfanos, al mundo a pelear la vida. Conseguir un trabajo, una casa y forjarse un destino.

Para estos chicos/as realmente es muy duro darse cuenta que transcurren los años y nadie los adoptará, a la vez tampoco tienen dónde ir. Sienten como un vacío total, quieren y necesitan encontrar su lugar, tener su propio espacio. En muchos casos no se les conoce su historia y eso se termina convirtiendo en una búsqueda implacable. Han pasado por adopciones fallidas. Los chicos viven esta situación como un rechazo, algo que daña aún más sus frágiles estados emocionales.

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El sistema de adopción en nuestro país es lento y obsoleto

¿Qué ocurre cuando los chicos cumplen 18 años?

Algunos municipios tienen programas que brindan acompañamiento un tiempo antes y un tiempo después, hasta que puedan organizar su nueva vida. Pero sólo el 7% tiene un proyecto propio de vida al salir según datos oficiales. La gran mayoría, en cambio, debe dejar el instituto en el que creció y enfrentar por sus propios medios el mundo adulto. Es así como, estos adolescentes, al salir se sienten inseguros, solos, nerviosos, con miedo, tristeza y soledad. La mayoría no espera mucho de la vida. En el caso de tener hijos, la vida de éstos será muy similar a la que ellos padecieron.

Según los resultados de una encuesta entre chicos que están por egresar y que egresaron del sistema de adopciones, impulsada por Unicef, la Asociación Civil Doncel, y el programa de Juventud de Flacso, sólo 1 de cada 3 de estos adolescentes recibió información sobre su egreso y uno de cada tres se preparó antes de salir buscando trabajo.

En la actualidad, el 54% de los chicos que son separados de su familia por situaciones de violencia, son los que llegan a los distintos hogares e instituciones. Es decir, que en la mayoría de los casos pasan años hasta que se les declare la situación de adoptabilidad. La cantidad de años que estos chicos pasan en el sistema antes de que se los pueda adoptar es el mayor enemigo para que consigan una familia. Las posibilidades de ser adoptados se reducen a medida que los chicos crecen.

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Nueve de cada diez parejas o personas que se inscriben para adoptar sólo buscan bebes. En cambio, el 55% de los egresados encuestados por Unicef y Doncel, había pasado más de seis años en hogares. Y el 20%, había pasado más de diez años.

Hay que trabajar con los chicos, mucho antes de que egresen para que hagan el duelo de la familia que no fue. Con estos chicos, si nos acordamos de prepararlos 15 días antes de que salgan, es tarde. Porque en una familia, los padres preparan a sus hijos desde que nacen para adquirir la autonomía. A ellos, no les sucedió lo mismo.

Inoperancia en el sistema de adopciones

A medida que transcurre el tiempo, los chicos crecen y siguen aguardando ser adoptados. Por otro lado, son muchas las parejas y personas que se encuentran en “lista de espera” o que aguardan año tras año lograr adoptar un chico. Los Juzgados de Menores son un laberinto, los requisitos solicitados a quienes desean adoptar muchas veces rozan lo ridículo.

El hecho de privilegiar lazos sanguíneos en lugar del bienestar del menor, es una falencia tremenda. La falta de sentido común abunda, la desidia de muchos empleados inoperantes y el nivel de burocracia, lastima y, los jueces ni pestañean. En el mientras tanto, quien desea adoptar y el chico en espera terminan sufriendo el largo, tortuoso y sumamente ineficaz proceso de adopción. Terminan cansados, agotados físico y emocionalmente, padeciendo los irracionales plazos de una supuesta ley obsoleta. Los resultados : desgaste, más daño, más esperanzas perdidas (para ambas partes). La mejor atención de un hogar o instituto no puede equipararse con la contención amorosa y personalizada de una familia y es injusto que tantos chicos lleguen a los 18 años arrastrando estas inoperancias burocráticas.

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Evidentemente, si muchos chicos pasan tanto tiempo en un hogar, es porque hay tremendas fallas en los operadores judiciales que resolvieron  institucionalizar al niño en su momento. En la provincia de buenos aires, las medidas de abrigo no pueden dudar mas de 6 meses y duran años. Cumplido ese plazo de 180 días se debe resolver si restituye al niño a su familia biológica o ampliada o se dicta  su estado de adoptabilidad.

Es difícil adoptar niños ya grandes. El poder ejecutivo y el poder judicial tienen la responsabilidad de resolver esta situación en un plazo razonable y restituir sus derechos vulnerados. Sólo se trata de tomar decisiones en tiempo y forma, nada más.

Los niños bajo una medida de abrigo alojados en un instituto no deben llegar a grandes bajo esa misma medida, que la excepción se transforme en lo habitual, no significa que sea lo normal.

Aquí no debe haber grises. En estos casos mas que en ningún otro, la justicia que es lenta deja de ser justicia.