Durante mucho tiempo se creyó que los chicos no se deprimían por presuponer que carecían de madurez necesaria. Diversas investigaciones, en especial psicoanalíticas, demostraron que la depresión infantil es una realidad incuestionable. Admitir su existencia permite realizar un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado. Es útil tener en cuenta que, según las estadísticas, el suicidio es la sexta causa de muerte entre niños de 5 a 14 años de edad mientras que en la adolescencia, entre los 15 y 24 años, trepa a la tercera causa de muerte.
Los síntomas de depresión en los nenes/as son diferentes de los habituales del adulto, por lo cual en muchas ocasiones no resultan visibles ni detectados por los padres, familiares o maestras. A pesar de que los chicos no pueden poner en palabras sus sentimientos lo manifiestan de otras maneras, en la forma de actuar, jugar y pensar.
Los síntomas dependerán de la etapa de desarrollo en que se encuentren:
- En los lactantes : se manifiesta en trastornos de sueño y/o alimentación
- Entre los 2 y 5 años : se expresa con temores, cambios de conducta, abandono del juego, necesidad de estar acompañado, conductas regresivas, agresividad, irritabilidad, trastornos del sueño, ansiedad, inquietud, enfermedades a repetición (anginas, resfríos), fallas en el control de esfínteres o golpes frecuentes.
- En edad escolar, a partir de los 6 y hasta los 12 años : se traduce en inhibiciones, bajo rendimiento en el aprendizaje, menor capacidad de concentración, aislamiento, agresividad, irritabilidad, ansiedad, desgano, falta de motivación y quejas somáticas (gastrointestinales, respiratorias, dolores diversos). Sin embargo, a veces se exterioriza por lo opuesto : se hace el payaso, es rebelde, pueril, no acepta normas o se lastima con frecuencia, razones por las que “no” se ve la depresión sino una conducta inadecuada.
El ámbito de la escuela es de particular interés para su detección, ya que el menor rendimiento escolar es una constante como síntoma. Se debe ponderar que la escuela es el lugar del primer compromiso y responsabilidad del chico. Puede ser una causa especial de stress, no sólo por el desafío del aprendizaje, sino también por establecer sus primeros vínculos sociales y relacionarse con sus pares. Con figuras de autoridad, y por tener que defenderse de la competencia o agresividad de otros chicos. El fracaso escolar puede ser causa de la depresión, una consecuencia de ésta o, ambas cosas a la vez.
Los niños con depresión pueden tener antecedentes familiares, pero son más importantes los factores de riesgo:
- muerte de uno de los padres o diversos duelos
- separación de los padres
- agresiones o peleas paternas
- situaciones de abuso o maltrato infantil
- hechos traumáticos de cualquier naturaleza
- enfermedades prolongadas
- desatención emocional
- deficiente alimentación
- carencias sociales básicas.
El tratamiento fundamental es la terapia psicoanalítica. En casos graves hay que considerar la opción de utilizar psicofármacos. Este recurso es muy discutido cuando se trata de los niños.