La crianza invisible es aquello que la sociedad no visibiliza de la labor materna. Es lo que hacemos millones de mujeres día a día alrededor del mundo. La crianza invisible atraviesa lo económico, lo político y lo social.
Maternar es una verdadera revolución que aún permanece excluida a los ojos del afuera, ya que todo transcurre adentro, en un tiempo sin tiempo.
La crianza invisible es todo lo que vos hacés cuando al final del día parece que no hiciste nada y no podés responderte cómo es que aún no te ni ducharte. Hagámosla visible, en la crianza se gesta a los hombres y mujeres del mañana. Puede que se encuentre callada, pero no por eso menos auténtica.
¿Qué hace una madre cuando parece que no hace nada?
Te levantás temprano, o tal vez no tanto, ya que apenas lograste cerrar tus ojos hace unas pocas horas nomás. Todo depende de la edad, si pasaste la noche amamantando, preparando alguna mamadera, preparando mochilas, sacando punta a los lápices de colores, respondiendo notas de las maestras en los cuadernos de comunicaciones o, poniendo el cuerpo y el alma porque tu hijo/a estuvo enfermo/a y es a tu lado el único lugar donde los hijos duermen cuando necesitan sanar y curarse y, poprque necesitan de tus mimos , de tu protección y afecto.
Y si tenés MAS hijos, tendrás que levantarte igual, porque el mundo no se detiene. En la casa a veces pareciera que sí lo hace, pero afuera el vértigo del día a día no da respiro.
Entonces, cansada y con sueño, despertarás a tu o tus hijos/as. A veces, tendrás que cambiarlo mientras aún duerme.
Le darás besos en las mejillas pidiendo en tu interior : “Por favor, que no se levante de mal humor”. A lavarse la cara, a desayunar, a terminar de cambiarse y no podés creer que todo recién comienza.
No importa si trabajás fuera o dentro de tu casa o si hacés ambas cosas. Si son muchos (hombres y varias otras mujeres – sin hijos- claro está) que, en realidad piensan que no hacés nada.
Cantarles, hacerles upa, pintar con ellos, jugar, divertirse entre barro y papeles, juntar hojas y ver los pájaros volar.
Tardes de lluvias interminables donde sólo pensás: “Por favor, que deje de llover!!” y entonces, resignada de nuevo, volver a cantar. Cambiar pañales, acompañar en el proceso de abandonarlos. Tienen fiebre, tienen tos y vos , en tu interior, querés ser vos la que se enferma,
¿Qué les hago de comer? Otra dilema…
Pucha, tengo hambre, son las doce y aún ni desayuné.
Y vienen sus preguntas, y sus reproches, que tratás de responder con amor y paciencia, aún ya estando agotada:
- “Mamá, mamá como se escribe cielo, tierra, nube, árbol, sol, mesa, silla, gato y perro, lagartija, auto, casa y taza….”
- “¿Con que letra empieza papá?”
- “Estoy aburrido”
- “¡Vamos a pasear!”
- “Sos mala”
Por favor hijo, deja un ratito de hablarme que ya no puedo más. Mañana tenemos pediatra, todavía no te llevé al oculista, ¡se me pasó el alergista!
A comer, a bañarse. a dormir, a dormir, a dormir …. por favor …. Dormite ya, necesito ducharme.
¿Está preparada la ropa de mañana que tenes educación física? Otra vez se descosió la bolsita, con lo que me cuesta coser. Lavar la ropa, los platos, los pisos, hacer las camas. Hay que llevar pedacitos de tela al jardín.
Galletitas otra vez no, comé fruta por favor.
Bueno, dale, yo soy la viuda negra y vos el capitán américa.
¿Ahora queres patear la pelota? Es hora de bañarse, a cenar, a lavarse los dientes.
“¿Me cantás un poquito antes?” Si mi amor, que descanses y tengas dulces sueños…