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Los niños tienen un sistema inmunitario más inmaduro que el de los adultos. Esto mismo provoca que los niños sean más vulnerables a las enfermedades y a las infecciones. Como mecanismo de defensa del organismo aparece la fiebre, muchas veces motivo de consulta al pediatra.
Sin embargo, a diferencia de los que se suele creer, no siempre es necesario combatir la fiebre con medicamentos antitérmicos o remedios naturales. En realidad, sólo hay que actuar y medicar cuando lo recomienda el facultativo, que suele ser cuando la temperatura del niño es muy alta (40 grados o más) o presenta un malestar generalizado.
Por ello, la fiebre es un síntoma positivo, pues nos informa de que nuestro organismo está luchando contra la infección. Con todo, cuando la temperatura es alta debemos actuar, ya que un aumento elevado de la fiebre puede conllevar ciertas complicaciones.
Cómo aliviar las molestias de la fiebre a partir de 10 sencillos consejos:
- Poca ropa para que el calor corporal del niño se disperse fácilmente.
- Temperatura baja para evitar que la fiebre del niño aumente. Lo ideal es que el lugar donde se encuentra el niño esté bien ventilado y sin corrientes de aire, independientemente de la estación en la que nos encontremos. Si es verano, evitaremos el aire acondicionado; si es invierno, bajaremos la temperatura de la calefacción o la estufa.
- Baños. Calentaremos el agua como de costumbre (34-38ºC) y meteremos al niño en la bañera no más de 20 minutos, ya que su circulación podría resentirse. Mientras tanto, lo distraeremos y jugaremos con él. El calor del agua lo hará sudar, algo beneficioso para su organismo, siempre y cuando lo mantengamos bien hidratado con la ingesta de líquidos. Hay que evitar los cambios bruscos de temperatura y nunca someter al niño a un baño frío.
- Aceites esenciales. A la hora del baño, puedes añadir al agua 3 ó 4 gotas de un aceite esencial como el mentol, el eucalipto, o el tomillo u otro aditivo para el baño, como los pensados para aliviar los síntomas del resfriado. El aroma de estas plantas despejará al niño y, en caso de estar resfriado, mejorará su respiración.
- Si el niño está demasiado decaído como para bañarlo, podemos aplicar compresas frías bien escurridas (un paño o una toalla pequeña mojada en agua fría) en la frente, en la nuca, en las muñecas o en las piernas. En los niños pequeños, bastará con 10 minutos para evitar que el niño se enfríe demasiado. En niños mayores puedes dejar las compresas hasta 20 minutos.
- Bajar la temperatura desde los pies. Depende del suelo de nuestra casa, pero si es parquet y la temperatura es agradable, podemos dejarlo caminar descalzo. También podemos optar por meterle los pies en un barreño con agua templada (mejor tirando a fría), que iremos cambiando cuando observemos que deja de hacer efecto.
- Líquidos. Si el niño tiene una fiebre elevada, seguramente habrá perdido el apetito. No importa que durante unos días el niño apenas pruebe sólidos, pero es fundamental mantenerlo bien hidratado a través de una dieta líquida, ya que, con el sudor típico de la fiebre, el niño está perdiendo mucho líquido. Los zumos naturales, el caldo y sorbitos de agua lo mantendrán hidratado y, en caso de tomar aún el pecho, la leche materna también lo ayudará a no deshidratarse. Todos estos alimentos lo mantendrán hidratado y, además, gracias a sus vitaminas y sales minerales, lo ayudarán a combatir más rápidamente la infección causante de la fiebre.
- Infusiones. Ciertas plantas como la tila, la manzanilla o el jengibre tienen un efecto sudorífico, pues estimulan el metabolismo y promueven una sudoración que hará descender la fiebre. En bebés, es recomendable consultar al pediatra.
- Ambiente tranquilo. Cuando la fiebre es alta, al niño no le apetece hacer nada, pero cuando ronda los 38ºC, puede ser que aún tenga ganas de jugar. En este caso, hay que procurar realizar actividades tranquilas y silenciosas con él para evitar que le suba la fiebre y que sude. Podemos hacer un puzzle, mirar un cuento, ver una película o cualquier otra actividad que lo mantenga sentado y poco excitado.
- Evitar los paseos si la fiebre es elevada. Hay que evitar los golpes de frío, pues son muy peligrosos, ya que las infecciones provocan un descenso de las defensas que puede facilitar la entrada de nuevos virus o bacterias. En los días posteriores, también será importante taparlo bien si hace frío, viento o llueve.