Hace unos 60 años, el 15% de las madres tenía uno solo hijo. Actualmente esto se incrementó a un 25%. Claramente, la tendencia mermó bastante. El tipo de familias numerosas, con más de tres hijos y que, tan común era observar, quedaron en el pasado. Cada vez son más las parejas que eligen tener nada más que un hijo. En la Ciudad de Buenos Aires, 1 de cada 4 mujeres son madres una sola vez. Las motivaciones que subyacen a esta decisión están relacionadas por un aumento en el interés de querer desarrollarse profesionalmente, factores económicos, dificultades con la fertilidad, etc.
Junto con este aumento en la decisión de tener un solo hijo, se comenzó a desterrar el mito de que por ser hijo único va a ser un caprichoso, consentido, egoísta y con serias dificultades en ponerse en el lugar del otro. Varios estudios muestran que los hijos únicos no son muy diferentes de los que tienen hermanos. Es el estilo de crianza que los padres adopten, lo que determinará cómo será ese niñp. El hecho de ser hijo único no tiene el peso en sí mismo de determinar cuál va a ser el futuro de ese chico. Los problemas que los chicos pueden experimentar, como la dependencia excesiva de los padres, la sobreprotección, introversión, etc. es común a los que son hijos únicos como a los que tienen hermanos.
Existen ciertos consejos que ayudan a la hora de criar a un hijo único :
- En primer lugar, no hay que sentirse culpable. A muchos padres los invade un sentimiento de culpa por no haberles dado un hermanito a su hijo, y les comienza a circular en la cabeza ideas en torno a que sus hijos se van a quedar solos el día que ellos no estén. Pero de más está decir que muchas veces, ese lugar es ocupado por un primo o un amigo.
- No tratarlo como a un adulto.
- Ayudarlo a incluirse en grupos sociales. Como en los de la escuela, el club, el barrio etc.
- Decirle NO la cantidad de veces que sea necesario. Los chicos muchas veces se tornan caprichosos y otras tantas intentan derribar los límites. Es importante poder decirles que NO.
- Evitar caer en “Como es el único que tengo, le compro y/o consiento con todo lo que quiere”. Siempre quieren más, y los deja de ese modo en una sensación de insatisfacción constante. A la larga, esto provoca que terminen siendo adolescentes con baja tolerancia a la frustración y problemas con la autoestima.
- Evitar la atención excesiva. Cuando esta atención se convierte en un control de las 24 horas del día, puede llegar a ser dañino.