La clamidia es una infección bacteriana que se transmite a través de los fluidos durante las relaciones sexuales genitales, orales o anales. Está causada por la bacteria Chlamydia trachomatis que se puede combatir con el uso de algunos antibióticos. A menudo infecta el pene y la vagina, pero también se puede propagar hacia el cuello uterino, uretra, ano y garganta. Si bien se puede desarrollar de manera asintomática, a futuro incide en la aparición de problemas graves como la infertilidad y enfermedad inflamatoria pélvica.
La clamidia durante el embarazo representa una de las infecciones de transmisión sexual más comunes en todo el mundo. Aunque se puede desarrollar en cualquier etapa, su aparición en la gestación es un motivo de preocupación, sobre todo por los riesgos que acarrea sobre el bebé. El contagio de clamidia durante el embarazo acarrea una serie de riesgos tanto para la madre como para el feto. Por suerte, si se detecta de manera oportuna hay grandes probabilidades de tener éxito con su tratamiento. Una mujer embarazada que sufre de clamidia requiere atención especial. Aunque no siempre se considera grave, hay riesgo de transmisión al bebé durante el parto y puede desencadenar varias complicaciones en la gestación.
En ocasiones, estas enfermedades pasan desapercibidas en la mujer, pero inciden de forma negativa sobre su fertilidad. Además, puede originarse durante el embarazo, ya que estar en este estado no protege contra ninguna infección. Debido a eso es muy importante acudir a los chequeos médicos regulares y verificar que la pareja no está infectada con clamidia o cualquier otra enfermedad de transmisión sexual (ETS). De hecho, para no correr riesgos, lo mejor es usar anticonceptivos de barrera al tener sexo.
La mayoría de los pacientes con clamidia ignoran que tienen la enfermedad. Por eso, suelen ser focos de contaminación permanentes, lo que explica por qué se trata de una de las ETS más comunes del mundo. El enfermo puede no saber que está contaminado o no saber quién lo contaminó. La infección se puede transmitir por vía sexual o de madre a hijo durante el parto. Por ello, es primordial lograr un diagnóstico oportuno, atendiendo cualquier señal que pueda servir como alerta.
La detección oportuna de la clamidia durante el embarazo puede mejorar el pronóstico tanto para la madre como para el feto. De no ser así, ambos quedan expuestos a riesgos de alta consideración.
Se trata de manera exitosa con el uso de antibióticos. A menudo sugiere uno que se toma en una sola dosis u otra presentación que se administra durante una semana.También, es primordial que la pareja de la madre reciba el tratamiento. Luego, ambos se deben abstener de tener relaciones sexuales hasta una semana después de completar la medicación. Los antibióticos que más se utilizan son: eritromocina y amoxicilina.
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