El deseo de maternidad tardía se ha convertido en un importante fenómeno social y cultural para la mujer moderna.
Cada vez son más las mujeres que retrasan el momento de la maternidad (después de los 35 e incluso 40 años de edad), como consecuencia del cambio social, cultural y económico que ha manifestado la sociedad durante los últimos años.
Cuando hablamos de maternidad tardía, nos referimos al deseo y la decisión de ser madre de un primer hijo a partir de los 35. Aunque la media de edad a la que se tiene el primer hijo en Argentina no sea esta (la edad promedio al tener el primer hijo es 32 años), no se puede obviar el retraso que se está produciendo para ser madre ya que, si la tendencia sigue, en pocos años se habrán alcanzado los 35 como la edad a la que se tiene el primer hijo.
Cuando hablamos de maternidad tardía, los expertos se refieren a un embarazo sobre los 35-37 años en adelante, aunque hay datos que indican que actualmente son cada vez más las mujeres que desean y deciden tener hijos a una edad cada vez más avanzada.
Tradicionalmente se ha otorgado a la mujer el rol de la crianza, el cuidado y de las tareas domésticas, el papel de madre era considerado como inherente a la identidad de mujer, se educaba y enseñaba para ello. La maternidad era el objetivo vital prioritario, llegando a quedar excluidas del ámbito educativo y laboral, lo que les ponía en una situación de dependencia total respecto al otro miembro de la pareja.
Dado que en la sociedad actual la mujer tiene acceso a la enseñanza, la educación, el mercado laboral y al libre ejercicio de la autonomía reproductiva (decidir si quiere ser o no madre, cuándo es el momento adecuado, etc.), la maternidad ha quedado relegada, ya no se considera una meta a alcanzar ni una parte fundamental de la identidad de ser mujer, sino una decisión libre, consciente y voluntaria.
En este sentido, actualmente hay más mujeres que priorizan el trabajo externo frente al doméstico, otorgan más importancia a la autorrealización personal, a aspectos como la formación académica, el desarrollo y carrera profesional, la independencia y estabilidad económica, tener y disfrutar de tiempo para viajar, divertirse, etc., o encontrar a la persona adecuada con la que crear un proyecto en común.
Después de los 30 años, la fertilidad de una mujer disminuye cada año. El número y la calidad de sus óvulos disminuye hasta que llega a la menopausia (lo que generalmente ocurre alrededor de los 45 a 55 años). Durante ese tiempo, las mujeres dejan de tener sus períodos y ya no son fértiles.
La fertilidad de la mujer va disminuyendo con la edad hasta llegar a la menopausia (final de la edad reproductiva) con una edad que varía entre los 45 y 52 años. Conforme pasan los años, la cantidad y calidad de los óvulos de una mujer disminuye.
Por todos estos motivos, es conveniente que las mujeres que desean y deciden tener una maternidad tardía, sigan un control más exhaustivo de la gestación. Asimismo, es aconsejable, realizar una visita antes de la concepción, donde el especialista obstétrico explica los pros y contras que supone quedarse embarazada en edades más avanzadas.
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