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¿De qué se trata el priming educacional?

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«La educación es lo que sobrevive cuando todo lo aprendido es olvidado».

-Skinner-

En el ámbito de la psicología educativa y del desarrollo, podemos encontrarnos con el concepto de priming educacional. Su puesta en práctica en las aulas puede generar cambios significativos en el comportamiento de los alumnos. Por esta razón, hoy descubriremos cómo ponerlo en práctica y si este concepto es tan efectivo como promete ser.

La definición más completa y clara sobre el priming educacional la encontramos en el Manual de psicología educacional, que lo describe de la siguiente manera: «es el proceso por medio del cual se provoca el comportamiento deseado […] de manera deliberada, para que este pueda ser reforzado». En otras palabras, el priming educacional consigue reforzar una conducta deseada. Para ello, pueden ponerse en práctica determinadas estrategias que conseguirán que no solo un alumno logre modificar un comportamiento determinado, sino que esto suceda con toda una clase.

Thorndike y Skinner definieron los procesos en el aprendizaje que se llevan a cabo por el condicionamiento operante. Entre estos procesos se encuentra el priming educacional. Los trabajos que llevaron a cabo estos dos psicólogos los realizaron con gatos. Como bien expone el libro Psicología educativa uno de sus experimentos fue el siguiente. Colocaban a gatos en cajas de escape en las que tenían que accionar una manivela para poder salir de ellas y llegar hasta la comida. Aunque los gatos conseguían hacer el movimiento adecuado para poder salir de las cajas, este era siempre accidental. Sin embargo, la situación cambiaba cuando la misma circunstancia se repetía una y otra vez. Los gatos lograban ir directamente hacia la manivela y accionarla tal y como habían aprendido a hacerlo sin darse cuenta. La conclusión a la que llegó Thorndike, tal y como se expone en el libro, fue que «[…] cualquier acto que provoque un efecto gratificante en una situación dada tenderá a repetirse en dicha situación«. Esto también puede ser eficaz con los alumnos.

El priming educacional funciona de una manera sutil y, tal y como hemos visto, el aprendizaje en muchos casos se da de una forma accidental.

  • Identificar una conducta para reforzarla

Para que el priming educacional funcione como se espera es conveniente identificar una conducta y centrarse en ella hasta que se consiga generar el comportamiento deseado. Tomando como ejemplo el que expone el Manual de psicología educativa, imaginemos que queremos que los alumnos aprendan a no cerrar de forma brusca la puerta del aula. Para ello, debemos conseguir que de manera accidental e inconsciente logren hacerlo. La mejor forma es recurrir a determinados estímulos externos. En este caso es la puerta. ¿Cómo evitar que esta, por mucho que los alumnos quisieran, no pueda ser cerrada bruscamente?

  • Provocar la respuesta positiva

Se pueden apretar las bisagras o, incluso, poner algún elemento que evite ese portazo que estamos intentando que no se produzca. Al igual que ocurría con los gatos en el experimento de Thorndike y Skinner, al final, todo el alumnado de una clase aprenderá a no cerrar de forma brusca la puerta del aula. Esta es una fórmula que puede aplicarse en diferentes situaciones, obteniendo buenos resultados. Además, sirve para alumnos de distintas edades, tanto aquellos que se encuentren en infantil como los que estén cursando la ESO (Educación Secundaria Obligatoria). Aunque el Priming educacional está destinado a implantarse en las aulas, el aprendizaje que podemos sacar de este recurso es también aplicable en los hogares.

Una forma diferente, pero efectiva, de reforzar determinados comportamientos sin que los niños o jóvenes se den apenas cuenta de ello. Un recurso para educar que, muchos de nosotros, desconocíamos.