Alrededor del año y medio (18 meses) el desarrollo del lenguaje del bebé adquiere una velocidad notable que va creciendo día tras día. Los avances pueden verse en forma rápida. Empieza a emitir sonidos más complejos, más parecidos a las palabras y lo logra a través de la imitación. Cada palabra que el adulto dice, el chiquito la trata de repetir (a su manera, por supuesto). Para que el bebé aprenda a hablar no se necesitan de los métodos sino de la espontaneidad. Desde día en que nació, los papás le hablaron y se comunicaron con el bebé. Por su parte, él se expresó por medio del llanto y de los gritos. Con el tiempo, los papás supieron interpretar sus necesidades y qué buscaba decir mediante gestos, llantos y balbuceos.
Los primeros sonidos que dice tu bebé suelen ser “mamá”, “papá” ,”aba” , “upa”y luego también “no” y “si”. Estas últimas 2 palabras suele hasta acompañarlas con los movimientos de cabeza que corresponden a cada caso. Estas son sus palabras más significativas y son suficientes para nombrar el mundo entero ya que tienen un significado muy amplio. Por ejemplo, cuando tiene sed o quiere tomar algo, cualquier líquido que esté en el vaso, sea agua, leche, jugo o coca cola, para él es “aba”. Y, cada vez que nos soprende con alguna nueva palabrita, es imposible no intentar que la vuelva a decir. Es así como se entra en una especie de efecto circular en donde uno dice y el otro repite. De esta forma tan sencilla es que se va adquiriendo el habla, el lenguaje. Debido a la emoción de los papás, a la alegrís de escucharlos, porque es nuestro código habitual, porque se lo repetís una y otra vez, los hijos comienzan a imitar y emitir palabras breves que tienen significado. Está muy lejos de tener el uso simbólico que los adultos le damos a la palabra. Aún es concreto, pegado a las cosas y a las personas.
Otra complicación en el aprendizaje del lenguaje suele suceder cuando se usan los diminutivos. Muchas veces, llama la atención escuchar a madres hablarles a sus hijos todos el tiempo utilizando palabras que se transforman en “itos”. Esto es una contra porque para el chiquito no sólo es un doble trabajo de aprendizaje y desaprendizaje sino que también puede quedar atrapado en el mundo cerrado del medio familiar. A medida que el bebé desarrolla su lenguaje también adquiere mayor capacidad de razonar, de establecer relaciones, de preveer la acción siguiente. Otra particularidad de su lenguaje es que habla en tercera persona y aún no sabe usar los pronombres. Recién alrededor de los 2 años o 2 y medio empieza a usar la primera persona, con grandes alternancias de la primera a la tercera. Si por ejemplo se le pregunta “¿quién hizo este lío?”, él responderá “el nene”. Ya conoce su nombre, si lo llaman, contesta y si le preguntan su nombre, lo dice.
Tips para estimular el habla: Hablar con naturalidad, en forma lenta y pausada, usar palabras simples y frases cortas, enseñarle a decir las cosas correctamente (al principio quizás no lo logre pero hay que seguir llamando las cosas por su nombre), no hay que hablarle como un bebé o con exceso de diminutivos.
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