El pudor en los niños es un indicativo de que está tomando conciencia de su cuerpo y de las diferencias entre sexos. También, evidencia que el pequeño quiere tener control y tomar decisiones; puede haber una mezcla de autonomía y vergüenza. Empieza a aparecer entre los 3 y 4 años.
La curiosidad sobre la sexología comienza a partir de los 2 años. De dónde vienen los niños es una pregunta que podrán hacer con frecuencia. El pudor aún no aparece. Las diferencias entre niños y niñas comenzarán a partir de los 3 años. En esta etapa, se darán cuenta de que el cuerpo de un varón no es igual al de una mujer. Comienza a identificarse con el padre de su mismo sexo y ya sabe dar nombre a los genitales. A los 4 años el pudor en el niño ya es un hecho. Comienza a experimentar vergüenza y esto se mezcla con su deseo de autonomía. No quiere que lo vea gente extraña. Los exámenes físicos o las preguntas sobre su sexualidad no le agradan.
Si en el hogar existe la costumbre de bañarse en familia, este es el momento de comenzar a dejar de hacerlo. La idea es establecer límites y, simultáneamente, preservar su intimidad. El mensaje de familiaridad y naturalidad puede distorsionarse. A partir de los seis años, la presencia de sus padres en el baño no será aceptable para el niño. Ya entiende los roles que corresponden a hombres y mujeres. A los 9 años solo tiene amigos del mismo sexo y se relaciona poco con los del sexo opuesto.
Una responsabilidad importante de los padres es educar a los hijos en el conocimiento de su cuerpo y defender su intimidad. Enseñarle la forma de controlar su pudor, responder a esas primeras preguntas de índole sexual, etc. En estas respuestas, la simplicidad y la naturalidad deben ser las claves. Cuando aparece el pudor en los niños, la tarea es reforzar el aprendizaje de manera natural. La reacción de los padres ante estas manifestaciones debe ser natural, espontánea y de acompañamiento del pequeño. Es fundamental que ambos sean capaces de responder las dudas de su hijo. Es en este momento cuando los niños empiezan a entender cómo es su cuerpo. El conocimiento de las diferencias corporales y mostrar los límites les enseñará a cuidarse, a ser respetados e incrementar la autoestima de los niños.
También, el control del pudor ayudará a los niños a fomentar la independencia, lo que debe hacerse cuando existe la certeza de que pueden desenvolverse bien en determinadas situaciones. Entre las primeras acciones puede estar la de permitir a los niños ir al baño solos, pero sin descuidar la supervisión. Si sabemos que podrán limpiarse bien y que no corren riesgo, podemos darles un voto de confianza. Al tomar una ducha, nuestros hijos pequeños nunca deberán estar solos. Podemos dejar la cortina entreabierta y permitir que se enjabone, se lave y se seque solo, si ha demostrado que sabe hacerlo. Vestirse es una tarea que también podrá desempeñar el niño, siempre con supervisión. Que se ponga la ropa interior solo mientras hacemos otras tareas en el cuarto es de gran ayuda para su independencia. En una pileta o en la playa, debemos respetar el deseo del niño de cambiarse en sitios cerrados o de estar tapados con una toalla.
Cuando el niño vaya a casa de familiares y exija privacidad para ir al baño, ducharse o vestirse, hay que dársela. Lo recomendable es hablar con abuelos, tíos o primos sobre la etapa que está atravesando. Como siempre, la prioridad será tomar medidas para protegerlo, tratando de no afectar su intimidad. Una conversación entre los padres y las personas que estarán a cargo temporalmente de su cuidado es la mejor alternativa para que no aparezca el pudor en los niños.
En casa de familiares de su misma edad o con los amigos del colegio también habrá que tomar medidas. Probablemente, el niño querrá estar solo a la hora de cambiarse. De no ser posible, por lo menos intentemos que todos sean del mismo sexo para evitar que pueda avergonzarse. En estos momentos tampoco es conveniente poner la mirada en las zonas que ellos quieren ocultar. Lo recomendable es que actuemos con naturalidad para que el niño entienda que este es un proceso normal.
El surgimiento del pudor en los niños es un proceso normal. Avanza según la edad y va pasando por distintas etapas. Lo esencial para la tranquilidad de los pequeños es asumirlo como algo natural en lo que tendrá el apoyo de sus padres.