La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda brindar a los bebés una alimentación basada en la lactancia materna exclusiva hasta, al menos, los 6 meses de edad. Sin embargo, algunas enfermedades pueden impedir que se lleve adelante la lactancia materna.
En general, la mamá puede amamantar al bebé aun estando enferma, siempre y cuando no se trate de una de las enfermedades que se describen a continuación, esté en peligro su vida o necesite medicación que pueda pasar a través de la leche.
¿Cuándo no es posible amamantar?
Virus del VIH: se ha comprobado que el virus del VIH pasa a través de la leche materna, por este motivo se recomienda la suspensión de la lactancia cuando la madre está infectada por el virus. No obstante, en la actualidad, se están estudiando diferentes maneras de permitir la lactancia materna por parte de madres portadoras. Aún faltan investigaciones sobre la acción de los retrovirales y la seguridad del tratamiento.
Embarazo + sangrado o amenaza de parto prematuro: si una madre está viviendo un embarazo de riesgo, es factibl que el médico obstetra recomiende no amamantar a otro hijo.
Leucemia humana de células T: la leucemia humana de células T está causada por un retrovirus. Una vez que ha logrado infectar una célula, utiliza una enzima para convertir su ARN en ADN y mezclarse así con el ADN de la célula huésped y multiplicarse. Dicha infección puede pasar de la madre al bebé a través de la lactancia.
Consumo de medicamentos: la ingesta habitual de determinadas drogas se considera incompatible con la lactancia materna. Este es el caso de aquellas personas que toman ansiolíticos, medicamentos antirretrovirales, medicamentos para la migraña o somníferos. Lo mismo sucede con la quimioterapia.
Adicciones: la adicción al alcohol y a las drogas son dos situaciones en las definitivamente NO es posible el amamantamiento. De hecho, se aconseja abandonar el consumo de alcohol y drogas incluso antes de buscar el embarazo.
Galactosemia: esta enfermedad se caracteriza por la imposibilidad del niño de digerir la galactosa, uno de los azúcares que conforman la lactosa y que está presente en la leche materna. Se trata de una enfermedad hereditaria rara que puede llegar a dañar el hígado y el sistema nervioso central del pequeño. Existen tres clases de galactosemia pero su diagnóstico es sumamente difícil. Si bien, quienes padecen galactosemia periférica o intermedia podrían consumir determinados niveles de galactosa, al no poderse determinar exactamente el tipo de la enfermedad, se suele aconsejar la exclusión de la galactosa de la dieta suspendiendo la lactancia materna.
Citomegalovirus: los datos al respecto de si se puede amamantar siendo portadora del citomegalovirus son controvertidos. Algunos estudios señalan que la transmisión de este virus a través de la leche materna podría causar severos daños en bebés prematuros. Sin embargo, no hay información concluyente. Las investigaciones señalan que congelar la leche materna podría ayudar a desactivar el virus y permitir que el pequeño se alimente sin peligro. Siempre conviene consultar al médico al respecto.
Enfermedades que no impiden la lactancia
Hepatitis: los virus de la hepatitis B y C no se transmiten a través de la leche materna. En el primer caso, cuando la madre es portadora, el recién nacido suele recibir la vacuna contra la enfermedad y la inmunoglobulina específica para evitar su contagio.
Mal de Chagas: los datos al respecto no son concluyentes pero los últimos estudios de la OMS señalan que no debería suspenderse la lactancia por parte de madres chagásicas.
Mastitis: la inflamación de la glándula mamaria es bastante habitual en madres lactantes. No debe suspenderse la lactancia, de hecho, la succión del bebé ayuda a la resolución del malestar.
Tuberculosis: según datos de la Asociación Española de Pediatría, la lactancia no estaría contraindicada.
Varicela: por lo general, los médicos suelen sugerir que se continúe con el amamantamiento y se vigila al recién nacido. De hecho, es posible administrarle al pequeño inmunogammaglobulina antivaricela.
Operación de mamas: si te has realizado una cirugía de senos, ya sea para agrandarlos o aminorarlos, puedes amamantar sin problemas. Eso sí, la producción de leche puede llegar a variar de una mujer a otra.