Hoy en día, el estrés supone uno de los problemas de salud más generalizados, afectando a todas las franjas de edad: desde los niños cargados con actividades extraescolares, pasando por los adultos con el trabajo y la conciliación familiar y por los abuelos que se tienen que hacer cargo de sus nietos. Lo malo es que, como sabemos, experimentar altos niveles de estrés, interfiere en los procesos cognitivos, fisiológicos y motivacionales que empleamos en nuestra vida diaria. La mente del adulto puede no comprender que los más pequeños experimenten estrés. Ellos no tienen que lidiar con la jornada laboral, hacer las tareas del hogar, cuidar de los hijos, llevarlos al colegio, llevarlos a los controles médicos, o atenderlos cuando se enferman, ocuparse de comprarles ropa, asistir a actos y/o reuniones escolares o mismo laborales fuera del horario habitual etc, . Y al mismo tiempo, tener que coordinarse con su pareja (si es que tienen, porque con separación o divorcio mediante el asunto es más complejo aún) u otros familiares para poder llevar a cabo todo lo anterior. Sin embargo, el comportamiento de los niños, su nivel de atención y concentración, su motivación, su desarrollo social y emocional y su rendimiento escolar también se ven afectados cuando experimentan un alto grado de estrés.
Causas
Si nos detenemos a pensar en los asuntos que nos estresan, seguro que difieren de las cosas que estresan a otras personas que conocemos. Esto es porque cada uno de nosotros posee unos recursos personales diferentes para hacer frente a situaciones difíciles o novedosas. Lo que ocurre en los niños es similar. Los infantiles y juveniles sentirán estrés cuando los recursos personales de los que disponen no les permitan adaptarse de forma adecuada a una situación exigente. Una situación que no esperan y para la que todavía no han desarrollado estrategias de afrontamiento. Cuando hablamos de estrés infantil, las principales causas se encuentran en 3 ámbitos: familia, salud y escuela.
Síntomas
El estrés en el niño se genera porque nota o percibe un estímulo que evalúa como amenazante: estima que con sus recursos no le va a poder hacer frente o que va a poder, pero le va a costar mucho esfuerzo. Estás amenazas percibidas suelen ser consecuencia de cambios en sus rutinas. Así, altos niveles de estrés en los menores pueden desembocar en:
Existen estrategias y consejos para hacer frente al estrés infantil , las cuales no distan mucho de las pautadas para los adultos. Ayudan a reducir las respuestas desadaptativas (respuestas fisiológicas, irritabilidad, disminución del autoconcepto, del rendimiento escolar, etc).
Los chicos niños dependerán de sus recursos personales para adaptarse a las diferentes situaciones novedosas que surjan a lo largo de su vida. Así, cuantos más recursos y fortalezas posean, menos posibilidades tendrán para manifestar estrés. Como medida de prevención, los esfuerzos deberán estar dirigidos a los padres de familia. El objetivo reside en establecer una buena comunicación , mantener una adecuada relación de pareja y un clima que permita expresar las emociones. Al momento de llevar adelante estas pautas hay que tener algo bien en claro: Ver como los padres expresan de manera adecuada sus emociones ante posibles conflictos que surgen en el ámbito familiar tiene más poder que una 2charla” sobre la expresión emocional. Los padres son el modelo constante para los pequeños, y las conversaciones pueden ser excelentes, pero sirven de poco si no van acompañadas con el ejemplo.
El siguiente paso es enseñar al niño a reconocer las emociones (las positivas y las negativas). Este aspecto es el que le dotará de un autocontrol para canalizar lo que está experimentando y aprender a expresarlo de manera adaptativa.
El estrés infantil es un problema que nos involucra a todos. Es esencial que los niños, en su crecimiento, vayan asumiendo poco a poco responsabilidades, pero con precauciones. En ningún caso estas responsabilidades deberían tapar la mejor salida para el estrés con la que cuentan: el juego. Dinámicas en las que se puede incluir el aprendizaje, pero sin olvidar que el propósito principal es que se la pasen bien y liberen energía.
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